3oTrimestre14 | PROTECCIÓN LABORAL 80 Trajes espaciales y ergonomía Pañales absorbentes de talla gigante Aunque no sufran de incontinencia, los viajeros del espacio exterior se mojan la entrepier- na, y mucho, durante las actividades extravehiculares (EVA). Pese al sistema interno de refrigeración de la mochila, se hace imprescindible un pañal de talla extra en los paseos espaciales, que pueden durar más de seis horas sin interrupción, con un estrés térmico importante. Los sufridos astronautas usan grandes pañales con tejido de alta capacidad de absorción bajo su indumentaria cósmica. El reto para la industria textil es desarrollar teji- dos que absorban gran cantidad de humedad y la retiren del cuerpo del astronauta en las especiales condiciones físicas que entraña la ingravidez. ·Tubos de evacuación Permiten al astronauta orinar, o defecar –si es necesario-, sin peligro o molestia para el mismo (la reparación del telescopio espacial Hubble hizo necesaria una EVA -actividad extravehicular- de 26 horas. Es fácil ahora comprender que tanto adminículo en una indu- mentaria multi-capa lleve a estos singulares trajes a pesos que pueden superar los 130 kilos. Por suerte, el traje de vuelo (utilizado en aterrizaje, despegue y que, en el caso de la NASA, tiene un característico color naranja) es más ligero, aunque equipa radiobaliza, ben- galas, agua, raciones de comida, paracaídas, flotadores y demás equipo de supervivencia para misiones abortadas o fallidas. Funciones del traje de astronauta Se resumen en garantizar la seguridad y la comodidad del usuario. Veamos algunos de los parámetros fundamentales: -Presión interna estable. Puede ser menor que la presión atmosférica terrestre, lo que facilita la movilidad del astronauta, con el inconveniente de un mayor riesgo de des- compresión. -Movilidad. Suele ser inversamente propor- cional a la presión, además de depender de cuestiones mecánicas como las articulaciones del traje. -Soporte vital. El traje proporciona el oxíge- no respirable, además de regular la tempera- tura. En este cometido son particularmente eficaces los tejidos con microcápsulas de cam- bio de fase, que absorben el calor para refri- gerar, retornándolo cuando el cuerpo se enfría y necesita una fuente de calor. -Escudo contra la radiación en general, y la ultravioleta en particular. Por definición, en el cosmos no se crea ni se destruye la energía. Sin embargo, ésta existe y se transforma. Los astronautas deben estar protegidos contra las formas de energía cósmica como son los pro- tones, partículas alfa y núcleos pesados, las erupciones solares, u otras partículas carga- das de energía que son parte del campo mag- nético terrestre. Los trajes son el resultado de una combina- ción de tejidos dispuestos en diferentes estra- tos. La capa exterior (blanca o reflectante) está pensada para reflejar la luz y el calor que recibe. Una segunda capa (Kevlar) actúa por la resistencia de este material como capara- zón, protegiendo el traje de cortes o desga- rros que ocasionarían una peligrosa pérdida de presión. La capa interna está constituida por una fibra natural como es el algodón, conocida por su tacto agradable. Su cometido es coadyuvar en la función termorreguladora, esto es, preser- var del frío y absorber el sudor. Suele incor- porar tratamientos, composiciones o cons- trucciones del tejido para potenciar la absorción y la evacuación del sudor, evitando que éste se mantenga en contacto con la piel o, lo que es peor, se seque sobre la piel, pro- vocando incomodidad y lo que se conoce como efecto ‘chilling’ o enfriamiento. Ver artí- culo sobre Proyecto Spacetex. Estas tres capas pueden agrupar diferentes estratos del mismo material, con lo que el número de capas individuales puede llegar a ser importante (21, como dijimos, en los trajes de la misión Apolo XI). Los trajes plantean algunos inconvenientes. No son fáciles de quitar o poner, además de necesitar ajustes precisos, ser considerable- mente voluminosos y llevar componentes delicados, lo que exige una minuciosa com- probación previa al uso. El volumen también provoca incomodidad o restringe sentidos que tenemos a flor de piel, como la sensibilidad táctil. A ello cabe añadir un peso inhumano (puede llegar a los 130 kilos). En esas condiciones, y con la merma física que experimentan los astro- nautas en la ingravidez, puede imaginarse fácilmente que vestir un traje de astronauta es una actividad reservada a individuos que, además de fortaleza física, han segui- do un duro entrenamiento. Trajes de las misiones Apolo Los trajes Apolo hubieron de afrontar nuevos desafíos a medida que se desarrollaban misio- nes espaciales más ambiciosas. Los astronau- tas necesitaban protección frente a los riesgos derivados del terreno y la temperatura lunar. Además, debían de permitir una movilidad razonable como para que pudieran flexionar- se y recoger muestras de rocas lunares. Los trajes de Armstrong y Aldrin (primer alu- nizaje, Apolo XI, 1969) incorporaban una mochila que proveía oxígeno respirable y ventilación, con una autonomía de siete horas 19 El traje, sistema de apoyo vital, constitu- ye una pesada carga para los astronautas