Trajes espaciales y ergonomía PROTECCIÓN LABORAL 80 | 3oTrimestre14 16 PCMs: ni frío ni calor Actualmente existen en el mercado dife- rentes soluciones textiles a base de micro-cápsulas de cambio de fase (Phase Change Material – PCM, por su sigla inglesa), siendo la marca Outlast la más conocida. El regulador de temperatura Outlast, introducido en España en el año 2000, y que tiene numerosas aplicaciones en cal- zado de seguridad, se basa en una cera de parafina no tóxica que, debido a los cam- bios de temperatura, pasa del estado sóli- do al líquido y viceversa. Contiene unas micro-cápsulas (PCM) que intercambian, durante el proceso de cambio de fases, una gran cantidad de energía (calor). En otras palabras, las micro-cápsulas almace- nan y reciclan el calor corporal: si éste es demasiado elevado, se absorbe y almace- na el calor excedente; si el cuerpo se enfría, el regulador le devuelve el calor almacenado. Dicho proceso se repite sin fin, propiciando la regulación térmica, con ausencia de frío o calor. Desarrollado por la NASA para proteger a los astronautas de la abismal diferencia térmica entre sol y sombra en la luna, Outlast tiene una oscilación máxima de 8o C al pasar del frío al calor, o viceversa. Tiene ilimitados usos, que incluyen su integración en fibras acrílicas para fabri- car tejidos, así como la incorporación directa a los tejidos de una capa de micro-cápsulas PCM, o incorporación a los materiales esponjosos para fabricar forros con distintos usos (calzados, etc.). También puede combinarse con tejidos membrana. La última expresión de esta revoluciona- ria tecnología (Outlast Adaptative Com- fort® facilita la adaptación del cuerpo a su entorno o actividad, manteniendo una temperatura estable que redunda en un óptimo confort térmico (ni frío ni calor). del cuerpo. Esto hace que los baro-recepto- res corporales inicien una diuresis (drenaje de líquido), por lo que no es raro que un astronauta llegue a perder hasta 2 litros de fluidos durante los primeros días de la misión espacial. La ingesta de fluidos tam- bién disminuye, y el mecanismo humano de la sed se ve alterado. Como los requisitos energéticos del astronauta son muy elevados puede producirse un grave problema de des- hidratación. La alteración de la dinámica de los fluidos corporales también puede indu- cir desequilibrios del potasio y el sodio, lo que afectará al sistema nervioso autónomo y la actividad celular. El desplazamiento de líquidos hacia la parte superior del cuerpo (tórax, cabeza) causa hinchazón y la sensación de pulsa- ciones en el cuello, obstrucción nasal y adelgazamiento de las extremidades infe- riores y de la cintura. Este efecto provoca intolerancia ortostática al regresar a la Tie- rra, es decir, dificultad para estar de pie. El problema se alivia bebiendo un litro de solución salina antes de regresar a condi- ciones de gravedad terrestre. ·Problemas genito-urinarios Por extraño que parezca, los problemas más frecuentes del vuelo espacial se centran en el sistema genito-urinario. Después de la diu- resis inicial de adaptación al espacio, muchos astronautas no llegan a ingerir los fluidos necesarios para mantener un adecua- do flujo de orina, lo que se debe a la altera- ción del mecanismo de la sed y a las dificul- tades logísticas para beber en gravedad cero. El bajo flujo de orina combinada con la creciente excreción de calcio debido a la pérdida de masa ósea da como resultado la formación de cálculos renales en misiones de larga duración. Varios astronautas han lle- gado a desarrollar nefrolitiasis (piedras en el sistema urinario) una vez concluida la misión espacial. Confort térmico Con ser muchos los desafíos fisiológicos que afrontan los astronautas (citaremos también la disminución del rendimiento cardíaco y del sistema cardiovascular), nos centraremos en los problemas que afectan al confort térmico, y que se sustancian en calor-frío y sudor. ·Ecuación del confort térmico Nuestro cuerpo, que es homeotermo (tem- peratura estable), necesita un sistema de regulación para mantener la temperatura dentro de unos márgenes muy reducidos. La comodidad térmica (ISO 7730) se defini- ría como una ‘condición mental que expre- sa satisfacción’. Fisiológicamente, la como- didadobedecealaecuaciónM–W±R±C ± RES – E = 0. Si el resultado de la ecuación no es igual a cero, nuestro cuerpo trabaja para cambiar el parámetro. La situación de no equilibrio se traduce en disconfort, lo que activa los mecanismos fisiológicos de regulación homeo-térmica. En síntesis, cuando estamos en situación de frío, el cuerpo pierde calor. Por eso se reduce la sudoración y disminuye el flujo sanguíneo hacia la periferia (piel y extremidades). Es lo que conocemos como vasoconstricción. Si el cuerpo continúa perdiendo calor, si ini- cian los temblores (tiritar), que no es otra cosa que ejercicio físico involuntario para producir calor. La reacción humana a estí- mulos como el frío o el calor es una cues- tión metabólica. Frente a una subida de la temperatura, nues- tro cuerpo aumenta simultáneamente el flujo sanguíneo hacia el exterior, producien- do la sudoración, que, idealmente, debe eva- porarse, no sólo como sistema de refrigera- ción, sino para evitar la incomodidad. Si la regulación homeotérmica no funciona, una persona puede sufrir incrementos de tempe- ratura de 0,6o C por minuto, lo que provoca el temido golpe de calor, de efectos morta- les si no se actúa con muchísima diligencia. De ahí la importancia de que las prendas nos permitan evacuar el sudor, que es nuestro sistema de refrigeración. La regulación térmica en el espacio trascien- de los límites del confort para convertirse en una cuestión vital. Gestión del sudor y termo-regulación El estrés por calor va asociado normalmente a la actividad física y está provocado por el calor que genera nuestra masa muscular durante el proceso de combustión de nutrientes. La vestimenta es un elemento clave, pudiendo mejorar o empeorar la ter- morregulación corporal, como ya sabemos. Por gestión del sudor entendemos la capaci- dad de un tejido para transferir transpira- ción y vapor de agua desde la piel hasta la atmósfera (intercambio térmico). Sin ges- tión del sudor es imposible el confort térmi- co, lo que puede tener graves consecuen- cias en el espacio. Entre los generadores de calor externo, debe- mos destacar condiciones ambientales como la temperatura alta o la humedad, motivos relacionados con la identidad profesional, como el uniforme o las protecciones y, por último, la exposición a fuentes de calor exter-