Chile apuesta por la protección PROTECCIÓN LABORAL 74 | 1oTrimestre13 84 Siniestralidad en Chile: luces y sombras A pesar de que el número de trabajadores ha aumentado, la siniestralidad chilena se encuentra en descenso sostenido. La tasa de siniestra- lidad ha bajado de manera uniforme, pasando de un 7,6% en 2002 a un 5,5% en 2011. De todos modos, la minería ha descendido en más de un 50% su siniestralidad pasando de un 4,8% en 2002, a un 1,8% de 2011. Pero no todos los indicadores son positivos, ya que la minería his- tóricamente fue el sector con mayor número de días de trabajo perdidos a causa de accidentes. Además, la pérdida de jornadas de trabajo ha aumentado notablemente en los últimos años, pasando de 13,8 días en 2004, a 28,6 en 2011, lo que entraña un aumento superior al 100% en tan sólo 7 años. Finalmente, merece especial atención destacar que la minería es el sector productivo con mayor mortalidad en Chile, con una tasa de 27 trabajadores muertos por cada 100.000, situándose muy lejos de la media del país, que es de 5,4. calidad del carbón, más dañino es su polvo. Además, cabe tener en cuenta que el polvo de carbón también produce problemas hepáticos. Los mineros del amianto o minas que contienen este mineral sufren un incre- mento en el riesgo de contraer cáncer de pulmón, mesotelioma, asbestosis y enferme- dades del sistema respiratorio. ·Gases de motores térmicos Los gases de escape de los motores diésel emiten compuestos orgánicos volátiles (COV), así como gases y vapores (monóxi- do, dióxido de carbono, etc.). Además del peligro tóxico que suponen los gases, se ha demostrado que los motores diésel expulsan nanopartículas cancerígenas que pueden penetrar en el sistema respiratorio humano, provocando así una mayor predisposición a contraer cánceres. Según estudios de La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), una concentración superior a 0,1mg/m3, ya es perjudicial para la salud, mientras que los mineros se expo- nen a concentraciones mucho más elevadas. Peligros físicos El uso de potentes máquinas y ventiladores, el transporte del material y otras operacio- nes provocan un omnipresente e inevitable ruido en el mundo de la minería. Normal- mente, las instalaciones mineras cuentan con un espacio limitado que provoca un campo de reverberación, agravando así el problema del ruido. La radiación ionizante es otro de los proble- mas por los que se ve afectado la industria minera. Durante el proceso de voladura puede liberarse radón de las rocas, o puede penetrar por corrientes subterráneas. El radón es un gas y como tal se transporta por el aire. El radón y los productos derivados de su desintegración son radiactivos, conte- niendo suficiente energía como para produ- cir células carcinogénicas en los pulmones. Por este motivo, las tasas de mortalidad en mineros de uranio son muy elevadas. El calor constituye un peligro tanto para los trabajadores de minas subterráneas como para los de explotaciones a cielo abierto. En el primer caso, la principal fuente de calor es la propia roca. La temperatura de la roca aumenta aproximadamente 1o C por cada 100 metros de profundidad. La actividad físi- ca que desarrolla el trabajador, la cantidad de aire en circulación y el calor generado por la maquinaria son otros factores que influyen en el calor que pueden sufrir los mineros. Las minas superiores a 1.000 m de profundidad llegan a temperaturas cercanas a los 40o C. Las principales fuentes de calor en las minas al aire libre son la actividad físi- ca, la proximidad a máquinas calientes, la temperatura y humedad ambiente y la inten- sidad solar. Otro mal destacado entre los mineros puede ser el mal de altura cuando las minas se encuentran en cotas elevadas, circunstancia que puede agravarse si los tra- bajadores proceden de lugares de menor altitud y presión. Iluminación en las minas subterráneas Desde que en 1879 Alba Edison descubriera la lámpara de filamento incandescente, se inició una revolución en la que a la iluminación de las minas se refiere, ya que se consiguió aban- donar elementos de iluminación que dependí- an de algún combustible. La tecnología y su constante desarrollo han ayudado a mejorar la iluminación en las minas. No obstante, cabría esperar que una mejora en la ilumina- ción permitiera reducir el número de acciden- tes, aumentar la producción y reducir los ries- gos para la salud, pero esto no es fácil de justificar. Las investigaciones afirman que una iluminación deficiente rara vez es la causa principal del accidente, aunque sí un factor adicional de riesgo. Los principales accidentes producidos por mala iluminación son los pro- vocados por caídas y tropiezos. Hasta comien- zos del siglo XX, los mineros sufrían una enfer- medad ocular llamada nistagmus, para la que no existía remedio. Esta enfermedad producía dolor de cabeza, un movimiento incontrolado de los globos oculares, vértigos y pérdida de la visión nocturna. Estaba causada por el trabajo con niveles de luz muy bajos durante largos períodos de tiempo. Equipos de protección individual en las minas ·Equipos de protección para la cabeza Actualmente, en la mayoría de países, los mineros deben utilizar cascos o sombreros de seguridad homologados. Los sombreros se diferencian de los cascos en que tienen un ala completa en lugar de sólo la parte frontal, de manera que el agua escurre por ella cuando se trabaja en minas muy húmedas. Los sombre- ros de seguridad son cada vez menos frecuen- tes ya que no permiten montar en ellos pro- tectores de oídos, linternas, caretas... Generalmente, el casco de seguridad va pre- parado para sujetar la lámpara. El casco de perfil muy bajo sólo se utiliza en minas de capas muy bajas, ya que no protegería en caso de impacto libre en la parte superior del casco. Las normas cada vez presionan más por el uso de un protector industrial estándar para la cabeza, aunque en muchos países el uso está poco generalizado, ya sea por motivos culturales, económicos o por incomodidad. La normativa forzará a que estos cascos cada vez tengan más aceptación y uso. ·Lámparas de casco En minas donde no existe iluminación perma- nente, la lámpara de casco desempeña un papel fundamental para que el trabajador pueda moverse y trabajar de forma efectiva y segura. Los requisitos de éstas son que sean resistentes, de fácil manejo con guantes y que proporcionen luz durante un turno entero de trabajo, siendo lo más ligera posible.