A la vanguardia de la protección PROTECCIÓN LABORAL 72 | 3oTrimestre12 104 ·Evaluación de riesgos Cada centro de trabajo, ya sea CAP u hospi- tal cuenta con su propia evaluación de ries- gos. Al respecto, Herreros añade que “las evaluaciones de riesgo se han hecho con personal propio, ya que el servicio de pre- vención mancomunado cuenta en sus unida- des básicas de prevención con personal que dispone de formación en todas las especiali- dades preventivas”. Para conseguir unas evaluaciones de riesgo completas, el ICS las ha abordado en varias fases. Empezaron por evaluar los riesgos ines- pecíficos, asociados a los lugares de trabajo; identificaron los riesgos higiénicos, ergonómi- cos y psicosociales. Fue entonces cuando se planificaron las oportunas medidas correcto- ras. En una segunda fase, se han evaluado específicamente los riesgos psicosociales, ergonómicos e higiénicos. La Jefe del SPPM del ICS considera que “cabe resaltar el esfuerzo realizado para disponer de la evaluación de riesgos psicosociales. Hemos utilizado la metodología ISTAS 21. Más de 30.000 cuestionarios repartidos entre los pro- fesionales, con una tasa de respuesta del 67%. Ello ha conducido a la constitución de 17 gru- pos de trabajo integrados por representantes de la empresa y los trabajadores, asesorados por la UCP, en los que se han debatido los resultados obtenidos en los centros y se han planificado medidas correctoras. Actualmen- te, estamos en fase de revisión de las planifi- caciones, valorando el grado de ejecución de las medidas propuestas”. Para gestionar la información de las evaluacio- nes se ha requerido un sistema informático de soporte que las ha convertido en documentos útiles y vivos, necesarios para la gestión del riesgo en nuestros centros. ·Auditoría “Durante el 2011 sometimos nuestro sistema de gestión a la segunda auditoría legal corres- pondiente. Actualmente, nos encontramos en proceso de implantación de las medidas correctoras planificadas para corregir las des- viaciones encontradas por el equipo auditor. La dirección del ICS entiende el proceso de auditoría como una buena herramienta de ges- tión para valorar la eficacia del sistema de ges- tión implantado”, cita Herreros. ·Evaluación, los medios, recursos, cono- cimientos... El personal sanitario está acostumbrado a con- vivir con la enfermedad –argumenta Herreros- , por tanto la percepción del riesgo y sus con- secuencias no siempre se correlaciona con la realidad. En cuanto a los conocimientos para hacer las evaluaciones, en nuestro caso, dis- ponemos de un equipo de más de cuarenta técnicos con diversos perfiles, ingenieros, bió- logos, químicos, fisioterapeutas, enfermeros, psicólogos etc. que por su formación de base pueden dar cobertura técnica a los riesgos a los que nos enfrentamos en nuestro sector”. ·Plan de Prevención Meritxell Herreros señala que “el Plan de Pre- vención es un documento único, generalista que describe la política preventiva, los recur- sos que se destinan y cómo se realiza la acción preventiva en la organización. Como resulta- do de la evaluación de riesgos y otras activida- des preventivas, como los comunicados de riesgo, las investigaciones de accidentes, la vigilancia de la salud colectiva, etc., cada cen- tro hospitalario y Dirección de Atención Pri- maria confecciona su planificación de la acti- vidad preventiva, que recoge la propuesta de medidas correctoras. Los índices de siniestralidad “El índice de incidencia de accidentes con baja del año 2011 se encuentra en 12,50 accidentes por cada 1.000 trabajadores. Hay que tener en cuenta que los centros hospita- larios tienen una siniestralidad mayor (17,76) frente a los centros de atención pri- maria (7,35). Según nuestros datos del sec- tor en Catalunya, el índice alcanzó el 19,78 (dato 2011) y en España el 21,71 (dato 2010). Por tanto nos encontramos por deba- jo de la media”, cita Herreros. El índice de gravedad se situó en el 2011 en 0,24 días perdidos por cada 1.000 horas/per- sona trabajadas. También en este caso la siniestralidad en hospitales es de mayor grave- dad que en asistencia primaria”. Sobre los accidentes, puntualiza que “nuestro accidente ‘estrella’ es el biológico, relaciona- do con el pinchazo o corte derivado de la manipulación de material punzante y/o cor- tante, como jeringas, bisturíes, agujas, etc. Representan aproximadamente el 48% de los accidentes totales, la mayoría sin baja. El resto de accidentes están relacionados con los sobreesfuerzos, las situaciones de violencia y caídas, golpes, choques y aplastamientos con- tra objetos. El accidente ‘in itinere’ representa el 15% del total. Medidas de protección colectiva La ventilación y el uso de cabinas de seguridad biológica son las medidas usadas principal- mente para minimizar la exposición a agentes químicos y biológicos. Dado que el riesgo prevalente es el mecánico (pinchazos, cortes) derivado del uso de ins- trumental, la medida de protección colectiva que se está promoviendo en los últimos años es la introducción de instrumental médico que incorpore mecanismos de protección en su diseño. La Jefe del SPPM admite que “la implantación de este material es lenta, ya que se requiere instrumental que proteja a los tra- bajadores sin perjudicar a los pacientes. Es fundamental contar con la opinión de los usuarios”. “Junto a las medidas anteriores, -prosigue- La prevención en la sanidad El refrán “consejos te vendo que para mí no tengo” explica una situación harto frecuen- te en el sector sanitario: lo encargados de cuidar nuestra salud no son conscientes de la importancia de cuidar la suya. Un centro sanitario es una empresa dinámica: las tareas que realizan los profesionales asistenciales son muy diversas y cambiantes debido a la interacción con una gran diver- sidad de pacientes. Ello impide establecer patrones de los puestos de trabajo, existen muchos y en continua variación en el espacio y el tiempo. El trabajo 365 días al año y 24 horas diarias obliga a contemplar distintos escenarios donde cobran especial importan- cia los factores de riesgo psicosocial, como el tiempo de trabajo, la carga mental, las exi- gencias psicológicas, la doble presencia, entre otros. De igual modo, el profesional sanitario está acostumbrado a convivir con el daño a la salud, con la enfermedad, por tanto la percepción del riesgo y sobre todo de las conse- cuencias de la no-prevención no siempre se adaptan a la realidad. A título de ejemplo, el riesgo más prevalente, el biológico se vive como intrínseco al ejercicio de la profesión, los sanitarios están acostumbrados a proteger al paciente pero no a sí mismos.