Trabajo y salud PROTECCIÓN LABORAL 72 | 3oTrimestre12 Disruptores endocrinos (DE), un atentado contra nuestro sistema hormonal Afectan a la salud de los individuos expuestos, alterando la reproducción sexual y herencia biológica “Un disruptor endocrino o alterador hormonal es una sustancia química capaz de alterar el equilibrio hormonal, pudiendo provocar diferentes efectos adversos sobre la salud de las una personas o de sus descendientes. Estas sustancias pueden ser causa de perjuicios para la salud como el cáncer, alteraciones del comportamiento y anomalías reproductivas”, señala el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS). letanía de subproductos y residuos industria- les con poder contaminante. A su condición de distorsionador endocrino unen el de COP (Compuesto Orgánico Persistente). Es decir, resulta difícil expulsarlos del organismo por excreción. Las alertas, que motivaron la obra de la precur- sora Carson, surgieron a partir de la década de los años 50 del siglo pasado con la ocurrencia de cambios contra natura en la conducta de especies animales: pérdida del instinto repro- ductor, mortandades masivas, malformacio- nes y muerte prematura de ejemplares jóve- nes, o debilitamiento del sistema inmunitario de especies afectadas por sustancias químicas muy variadas, que aparecían en los alimentos o el entorno de los seres afectados (dioxinas, PCB, DDT, etc.). Mecanismos de acción (tóxico- cinética) Todo fenómeno emergente contiene muchas incógnitas derivadas fundamentalmente de la falta de información, y su estado difuso. Con todo, se cuenta con evidencias suficientes para poder señalar que los mecanismos de acción de los DE son la suplantación, bloqueo o alteración de las funciones hormonales de los seres vivos. Algunas sustancias replican o copian la acción de las hormonas, confundiendo a sus recepto- res celulares. El DDT, PCB, PBB y algunos estrógenos vegetales actúan sobre los recep- tores estrogénicos, alterando las conductas Disruptor endocrino u hormonal (Endocrine Disrupting Chemicals, EDC, según el acrónimo inglés) es toda sustancia química, ajena a un organis- mo, y con potencial para modificar el equili- brio hormonal. Esto supone que tienen capacidad para interferir con diversos pro- cesos fisiológicos controlados por hormo- nas, generando respuestas endocrinas tan inesperadas como adversas en personas o animales. Los disruptores endocrinos, que son muy numerosos, se presentan bajo formas varia- das, pudiendo ser tanto de origen natural como artificial. En ocasiones presentan una elevada virulencia con dosis pequeñas. Uno de sus efectos más ostensibles es su interfe- rencia en la herencia genética y la reproduc- ción sexual, provocando anomalías como genitales ambiguos o testículos alojados fuera del saco escrotal. Exposición ‘urbi et orbe’ Como nos recuerda la AEET (Asociación Espa- ñola de Ecología Terrestre), “la exposición de los seres vivos a los disruptores endocrinos es universal, ya que se encuentran repartidos por todo el mundo como consecuencia de un empleo generalizado. Contribuye a ello su baja biodegradabilidad, el transporte a otros lugares por el aire, el agua y la bio-acumula- ción en la cadena trófica”. El reservorio de estas sustancias nocivas suele ser la grasa corporal, por lo que son transmiti- dos de madres a hijos a través de la gestación y posterior lactancia. “Las formas de exposición y las vías de entra- da de los contaminantes hormonales son muy diversas, pero debido a su acumulación en la cadena alimentaria, la vía digestiva es la princi- pal ruta de exposición para el hombre. Tanto es así que la composición de las mezclas lipo- fílicas (afines a las grasas) encontradas en los tejidos humanos varía de acuerdo con las dife- rencias regionales en el uso de estos compues- tos y con los hábitos dietéticos de las pobla- ciones expuestas (Woodruff et alt., 1994)”, cita la AEET. Antecedentes (La Primavera Silenciosa) Para acabar de entrar en contexto, y cuando se cumplen cincuenta años de la muerte de la malograda Rachel Carson, justo es referirse a su legado, “Silent spring” (La primavera silen- ciosa), libro en el que se vislumbran, como punta de iceberg, los riesgos profundos y mor- tíferos que podrían ejercer ciertas sustancias sobre el medio ambiente, máxime cuando la salud humana depende inexorablemente de la salud ambiental. El término ‘disruptor endocrino’ se crea en 1991 (atribuido a Theo Colborn, y pronuncia- do en una conferencia cuando era miembro de la World Wildlife Fundation). En la literatu- ra científica aparecería en un artículo que data de 1993, en el que se establece que “algunas sustancias difundidas en el ambiente alteran o bloquean los mecanismos endocrinos, y una exposición a largo plazo puede provocar efec- tos permanentes”. Entre estas sustancias encontramos hormonas, compuestos vegeta- les (fito-estrógenos), materias para la fabrica- ción de plásticos y, cómo no, la inacabable 98 Desde junio de este año, ningún biberón de la UE podrá contener Bisfenol A, de cuya inocuidad se duda