PROTECCIÓN LABORAL 71 | 2oTrimestre12 Espacios confinados Los poceros (trabajadores del subsuelo), un oficio de riesgo, susceptible de acortar la esperanza de vida ¿Trabajar en el subsuelo... o caducar de forma prematura? El oficio de pocero –y en general el de cualquier trabajador del subsuelo- no es agradable, además de estar rodeado de peligros en áreas de especial dificultad (frecuentemente son espacios confinados). Dada la complejidad que puede entrañar el establecimiento de protocolos de actuación suficientemente seguros y prácticos en esta actividad, Osalan (Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales) elaboró la “Guía para la prevención de ries- gos laborales en las redes de alcantarillado”. Su objetivo, evitar riesgos mediante la difusión del conocimiento preventivo. des graves, que incluyen patologías del apa- rato digestivo, cáncer de esófago o buco- faríngeo. Los vapores que emanan las aguas residuales, especialmente el sulfuro de hidrógeno (SH2), son particularmente noci- vos, y serían una de las causas de la sobre- mortalidad que se registra en el colectivo de poceros y trabajadores del alcantarillado parisino. Estos operarios van equipados con equipos de detección que advierten de concentra- ciones de gas peligrosas, aunque ponerse a salvo supone hasta quince minutos, que es el tiempo necesario para volver a la superfi- cie. Su ropa de trabajo es un mono y botas altas. También están equipados con una máscara de seguridad para aplicar a la nariz en caso de elevada concentración de gases; aunque preferirían poder contar con equi- pos de respiración autónoma. Con todo, “lo peor es el olor” -aseguran los operarios-, una circunstancia en la que no puede hacerse nada. Trabajar en el subsuelo de las ciudades es una actividad peligrosa. Traemos a colación un caso tan cercano como reciente. Los trabajadores de aguas residua- les en París han llegado a una terrible con- clusión: viven siete años menos que otros trabajadores y diecisiete años menos que sus jefes. Esta información está avalada por un estudio epidemiológico efectuado por el INRS (Instituto Nacional de Investigación y Seguridad) y la alcaldía de París. No procede el alarmismo, pero tampoco la subvalora- ción del riesgo de los trabajadores del sub- suelo. El caso de los poceros de París La evidencia de los estudios epidemiológi- cos sobre el acortamiento de la vida de los poceros, por razones de exposición laboral, ha llevado a los Verdes parisinos a hacer bandera de la causa, presentando una moción el pasado mes de junio para exigir mejores condiciones laborales para los tra- bajadores del alcantarillado, así como su jubilación a los cuarenta y cinco años. Por su parte, la alcaldía, sin aprobar la actitud de la militancia verde, ha dictado diversas disposi- ciones sin pérdida de tiempo. Así, Ello ha supuesto la limitación del tiempo de trabajo en el subsuelo, la obligación de que las reji- llas de ventilación estén abiertas veinte minutos antes del comienzo de cada inter- vención, y el uso de trajes-buzo integrales. En definitiva, han promocionado el princi- pio de precaución entre el colectivo de los poceros, además de incitarles a que dejen la actividad al cabo de unos doce años. Actualmente 260 personas trabajan en las aguas residuales de París. Sus condiciones de trabajo son tan difíciles como penosas: se pasan cuatro horas cada día en los 2.200 kilómetros que tiene la red del subsuelo de París. La evidencia es que estos empleados municipales suelen desarrollar enfermeda- 99