PROTECCIÓN LABORAL 69 | 4oTrimestre11 Técnicas de protección cambio, los irritantes acumulativos son de naturaleza más insidiosa, y el trabajador no suele reconocerlos como agentes nocivos porque la lesión tarda en aparecer días, semanas o meses. La seguridad, salud y la higiene de las manos no tienen alternativa, o si la tienen, ésta es más que lamentable y se manifiesta en forma de enfermedades... y su consiguiente corola- rio, la discapacidad. Por eso, la dermatosis no es una cuestión menor. Las dermatosis de contacto eccematosas, agudas o crónicas, son las más comunes. Pueden presentarse lesiones granulomatosas ulcerativas, neoplá- sicas, pigmentarias, acneiformes o folicula- res, y trastornos como el síndrome de Ray- naud y la urticaria de contacto. Creemos que basta con destacar aquí las más ‘benignas’ de las afecciones: dermatitis profesionales de contacto y onicomicosis, que puede condu- cir a una distrofia ungueal (atrofia de la uña). La dermatitis, que es consecuencia de unas condiciones insalubres para la mano, tiene un aspecto y consecuencias desagradables. Los síntomas de la dermatitis profesional incluyen el enrojecimiento de manos y ante- brazos, picor, aparición y propagación de ampollas, pudiéndose llegar al agrietado y sangrado de la piel, con el consiguiente ries- go de infecciones cutáneas. En una mano debilitada aparecerán otras afecciones oportunistas, por ejemplo, la oni- comicosis (infección fúngica de las uñas), que constituye otro problema de salud de las manos expuestas a productos químicos. En el decálogo de las manos sanas, uno de los mandatos fundamentales será combatir la onicomicosis, enfermedad que se transmi- te de individuo a individuo, cursa con moles- tias iniciales, picor y un cambio estético pro- gresivo del estado de las uñas. Cuando la afección está avanzada, las uñas cambian ostensiblemente su aspecto y forma. La infección en la punta de los dedos puede lle- gar a ser dolorosa y provocar la propia caída de la uña, que antes se habrá mostrado frágil y quebradiza. La onicomicosis tiene un trata- miento complicado, largo y pesado. Otra dolencia oportunista puede ser la paro- niquia, o inflamación del pliegue ungueal. La paroniquia aguda es un trastorno supurativo agudo que requiere tratamiento antibiótico y, a veces, tratamiento quirúrgico. Prevenir o lamentar: ¿cómo abordará su cometido un trabajador que precisa destreza manual mientras experimenta una insufrible comezón en la punta de sus dedos ‘devora- dos’ por una agresión química que no supo frenar en su momento? Prevención de la absorción por la vía dérmica Ya hemos visto que el objetivo es evitar el contacto y absorción de la sustancia química por la piel. Cuando no sea posible el confi- namiento de las sustancias nocivas en circui- to cerrado, será imprescindible el uso de guantes, manguitos, y ropa de trabajo, impermeables a la sustancia en cuestión. Se complementará con el lavado de manos con agua y jabón de tipo neutro, así como reali- zar el secado de la piel con toalla o papel absorbente suave. También es recomenda- ble el empleo de cremas de protección, ya sean activas, pasivas, con silicona o sin sili- cona, según convenga. Las activas contienen sustancias quelantes como el ácido ascórbico, ácido tartárico, gli- cina, pirosulfato sódico, cloruro de bario, cisteína, etc., que actúan sobre la sustancia, antes de entrar en contacto con la piel. Las pasivas son las cremas ‘barrera’. Las cremas con silicona son efectivas ante aceites solu- bles, pero ineficaces frente a disolventes orgánicos, sustancias ácidas (ácido clorhídri- co) y sustancias alcalinas (sosa cáustica y amoníaco). Finalmente, las cremas sin silico- na suelen basarse en fórmulas magistrales con una acción protectora selectiva frente a productos químicos liposolubles (disolven- tes orgánicos) o hidrosolubles (aceites solu- bles y detergentes). Protecciones personales y su selección Los guantes son una protección insustituible en entornos de riesgo químico-biológico. Las manos son las partes más expuestas al contacto con los contaminantes, por lo que debe protegérselas utilizando siempre guan- tes aptos para el manejo de sustancias quími- cas, resistentes a la permeación por líqui- dos. Por razones obvias, no deben usarse guantes que incorporen un forro o muñe- quera de tela o que estén hechos de cuero 11