Riesgos emergentes PROTECCIÓN LABORAL 67 | 2oTrimestre11 116 La catalepsia es un ataque repentino e incontrolable de sueño, que puede ir acompañado de cataplejía (pérdida del tono muscular) forma constante o frecuente, deben hacer- se un examen médico completo, incluyen- do una evaluación psiquiátrica, pues la mayor parte de los casos de insomnio se debe a factores psiquiátricos y psicológi- cos. El trabajo también es causa de insomnio o, como titulaba un diario, “el trabajo quita el sueño a los españoles”. Se estima que hasta un 75% de la población activa duerme mal o descansa menos horas de las necesarias. Las jornadas de trabajo rígidas y prolonga- das nos llevan a recortar las horas de sueño para poder dedicarlas a otros menesteres (ocio, familia, tareas domésticas). Según la Sociedad Española del Sueño (SES), más de la mitad de la población activa duerme menos de siete horas, cuando se debería dedicar un tercio del día a descansar. Otro 25% sufre trastornos del sueño. Las consecuencias se acaban reflejando en la salud. “Una hora de sueño menos al día, - señala la SES- disminuye el rendimiento cognitivo, la memorización, el control de las emociones y causa alteraciones metabó- licas, diabetes, obesidad y riesgo cardiovas- cular. En los niños y adolescentes se tradu- ce en un déficit de rendimiento escolar”. Y, además de restarnos horas de sueño, el trabajo también nos quita el sueño debido a los múltiples conflictos que acarrea en sí mismo: estrés, sobrecarga, o miedo a per- derlo en una coyuntura, como la actual, de crisis económica. destacando entre las más frecuentes: -Conflictos emocionales como la ansiedad y la depresión. -El repaso mental de los sucesos del día, o la preocupación acerca de lo que deberemos afrontar al día siguiente. -Cuestiones fisiológicas como dolores cor- porales, hambre, frío, calor, tos,... cual- quier situación que provoque incomodidad y que impedirá la conciliación del sueño o provocará una vigilia anticipada (y no dese- ada). En ocasiones, es el mismo temor al insomnio el que provoca la situación. Ya hemos dicho que el uso de medicamen- tos de forma permanente no es la respuesta al insomnio. Además, las drogas y sedantes también pueden ser causa de insomnio. Y la droga más comúnmente usada –y la que más contribuye al insomnio- es la cafeína. Las personas que sufren de insomnio en Dormir la siesta, costumbre pan-europea La siesta no es una costumbre típicamente de España (donde no siempre ha gozado de buena reputación). Un estudio estadístico realizado en el continente europeo revela que uno de cada cuatro alemanes duerme la siesta. La encuesta, efectuada sobre una muestra de 19.000 per- sonas, sorprendió al situarse Alemania en primer lugar de los adeptos al descanso post-comida, por encima de Italia (16%), Gran Bretaña (15%), España (9%) y Portugal (8%). Se creía que la siesta era una consecuencia inevitable del proceso digestivo, pero los científicos aseguran que el cerebro pide un tiempo de descanso que se presenta cuando se inicia la tarde. La importancia de la siesta radica en que supone un período de descanso que, sin ser pro- fundo, permite una desconexión de la conciencia antes de reanudar la actividad. Así, la práctica de la siesta debe asumirse como otra rutina. Durante este descanso de transición, la presión arterial disminuye (los cambios metabólicos que se producen conllevan la reducción de la fre- cuencia de los latidos cardíacos y la tensión arterial). Los especialistas recomiendan ciertas pautas para que la siesta no sea perjudicial. Debe evitarse dormir más de media hora de siesta y echar- la después de las cinco de la tarde, ya que puede perjudicar el ritmo biológico del sueño y ocasionar insomnio, menos capacidad de con- centración durante el día e, incluso, favorecer accidentes de trabajo y de tráfico, según aseguran los especialistas. Los norteamericanos tampoco le hacen ascos a sestear. Los estudios revelan que los estadunidenses no duermen lo suficiente, por lo que un tercio de ellos aprovecha sus horas de trabajo para echarse una siesta. La Fundación Nacional del Sueño, especializada en estudios sobre el sueño y los trastornos asociados concluye que cerca de 70 millones de estadounidenses tienen problemas relacionados con el sueño.