Riesgos emergentes PROTECCIÓN LABORAL 67 | 2oTrimestre11 114 Las patologías del sueño La vida es sueño El 19 de marzo ha quedado instituido como Día Mundial del Sueño Con un enfoque diferente al de Calderón de la Barca, podemos asumir la sentencia de que “la vida es sueño” o, precisando aún más, decir que la calidad de vida depende de la calidad del sueño. Y así podemos inferir otros razonamientos en el campo laboral: ¿Depende la seguridad de la calidad del sueño? Rotundamente, sí. De hecho, existe una relación inversamente proporcional. Es decir, a menor calidad del sueño, mayor probabilidad de que se produzcan accidentes. Así pues, conviene que el mundo de la prevención sea consciente de la importancia que tiene el sueño, que ha sido declarado ‘problema de Estado’ en países de nuestro entorno. Y es que la vida es sueño e, indiscutiblemente, ¡el sueño es vida! dad y está vinculada a uno de cada cuatro siniestros en carretera. Jorge Iriarte, investigador del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y neuro-fisiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, apunta que “dormir es un pro- ceso fisiológico necesario para el ser huma- no. No sabemos por qué ni para qué dor- mimos, pero sí sabemos las consecuencias de dormir poco o mal. Aunque no sepamos cómo, sabemos sus efectos: dormir es des- cansar, recuperar. Una de las torturas en campos de concentración era imposibilitar el sueño. De hecho, se ha demostrado que algunos animales mueren tras varios días sin dormir”. El dormir es algo cíclico, que no siempre conseguimos. Dormir mal no mata pero sí deteriora las condiciones de vida en todas las edades. Influyen los factores psicológi- cos, físicos y ambientales. Las píldoras para el insomnio sólo atacan el síntoma, pero no la causa. La terapia pasa por descubrir la causa o causas y seguir pautas de conducta durante el día: organizar los horarios de comida con regularidad, evitar el café y las bebidas excitantes a partir de media tarde, hacer ejercicio físico ligero diariamente, pero no inmediatamente antes de acostar- se. Evitar cenas copiosas o la ingesta de alcohol, dejando un intervalo de tiempo antes de acostarse. Evitar alimentos suscep- tibles de provocar ardor gástrico o excesiva diuresis, que pueden obligar a levantarse durante la noche. Es conveniente meterse en la cama sólo cuando empecemos a sen- tir sueño, no habrá en la habitación luz o ruido, estando ésta a temperatura modera- da (ni frío ni calor). La estabilidad horaria (acostarse y levantarse a la misma hora) favorece el sueño. En caso de insomnio, la auto-medicación es un grave error: como cualquier otra ano- malía funcional, el trastorno del sueño La mala calidad del sueño se perfila como un riesgo emergente en el ámbi- to preventivo. Prueba evidente de la gravedad del problema –que ha llevado a algunos países a ir tomando iniciativas- es que se haya instituido el 19 de marzo como el “Día mundial del Sueño”, que aboga por el sueño de calidad para “vivir plenamente despierto”. La literatura médica documenta más de ochenta patologías del sueño, entre las que son prevalentes trastornos como el insom- nio, apnea del sueño, turnos de trabajo rotatorios, síndrome de piernas inquietas, etc). En España, donde aproximadamente un 10% de la población sufre de insomnio crónico, y un porcentaje similar necesita medicación para dormir, se constata un incremento progresivo de los trastornos del sueño entre la población, trastornos que pueden derivarse de otros desórdenes (como la obesidad) y que producen mani- festaciones como la apnea del sueño, que afectaría a un 6% de la población. El Día Mundial del Sueño se instituye para recordarnos la importancia que tiene el sueño en la vida del ser humano. Simultá- neamente, es una llamada de atención a la sociedad sobre los asuntos pendientes en este campo y que incluyen aspectos sanita- rios, educación para la salud y seguridad vial. El Día Mundial del Sueño, organizado por la World Association of Sleep Medici- ne, está promovido en España por la Socie- dad Española del Sueño. El sueño (problema de ir mal dormido) no tiene una solución mecánica como la que podría administrar un EPI (imaginemos que existiera un casco, o algo más sutil: un par- che para adherir a la piel, susceptibles de inhibir la somnolencia ¡Sin drogas, ni efec- tos indeseables!). Lamentable –o afortuna- damente-, hoy el sueño no se puede com- batir con el uso de los EPI. La manera más natural de combatirlo es durmiendo bien las preceptivas 8 horas de nuestro periodo de descanso. ¿Qué es el sueño? El sueño es una actividad fisiológica agrada- ble y reparadora. Las alteraciones del sueño, que se manifiestan en exceso o defecto, afectan negativamente a diversas funciones fisiológicas y psicológicas, lo que tiene consecuencias para el organismo. Así, la falta de descanso cursa, en el ámbito físi- co, con manifestaciones como el cansan- cio; en el ámbito emocional, con marcados cuadros de irritabilidad o irascibilidad; y en el ámbito psicológico con estados de dis- persión mental y falta de concentración. Mayoritariamente, los trastornos del sueño aparecen en cuadros de morbilidad gene- ral, riesgo cardiovascular o diabetes. Por otra parte, la somnolencia excesiva es uno de los factores principales de accidentali-