2o Trimestre10 | LUCHA CONTRA EL FUEGO ¿Uno para todos y todos para uno? Isidoro López Giner* El equipo es un conjunto de personas (pocas) con capacidades complementarias, comprometidas con un propósito común, con un conjunto de objetivos en cuanto a resultados y con un enfoque, de todo lo cual se consideran conjuntamente responsables. Ni que decir tiene que este concepto de equipo es absolutamente aplicable a las intervenciones de los bomberos. Una de las claves de cualquier equipo para alcanzar los objetivos es la anticipación. Los bomberos, desde el origen de los Servicios de Extinción, se colocan anticipada y simu- ladamente en las situaciones que en el futu- ro pudieran encontrarse e intentan respon- der a preguntas como ¿en esta situación qué medidas deberían adoptarse? ¿Qué equipos necesitaríamos? ¿Qué personal es el indis- pensable?, ¿Cuáles serían nuestros objeti- vos? ¿Qué deberíamos priorizar?, etc. Bien es cierto que pese al dicho de que cada incendio es distinto a cualquier otro, los bomberos tienen coincidencias en cuanto a la posibilidad de poder aplicar un mismo procedimiento a distintas situaciones, pero ello es siempre debido a la depuración y aná- lisis constante de las actuaciones tenidas, a fin de mejorar y de, en la medida de lo posi- ble y razonable, poder anticiparse identifi- cando de antemano los riesgos y los objeti- vos, para iniciar la vuelta a la normalidad y consecuentemente las acciones a realizar, los materiales y el número de bomberos a emplear en el futuro en acciones parecidas. Es más, diariamente cada individuo al iniciar su jornada laboral tiene una buena idea de los cometidos que sobre el uso de distintos equipos y herramientas se espera le enco- mienden, conoce de antemano los vehículos que ese día tiene asignados y que por tanto servirán con su equipamiento para trasladar- le al lugar de la emergencia. Sin embargo, no hay que ocultar que en oca- siones se producen siniestros en los que apenas existe experiencia o resulta imposi- ble la aplicación de un procedimiento com- pleto. Es ahí, cuando todos los componentes de los equipos participantes están sujetos a desempeñar cualquier tarea dentro del con- junto de la intervención, debiendo estar pre- parados para ello en todos los niveles opera- tivos y de mando táctico. Desde luego, siem- pre lo anterior dentro del marco de la segu- ridad colectiva, es decir, aquella resultante de la implementación de medidas de carác- ter de organización general de la interven- ción tendentes a dar claridad al escenario en las zonas de actuación, así como por la correcta utilización de herramientas, máqui- nas y la práctica de normas de actuación seguras. Finalmente, el adecuado nivel de seguridad individual resulta vital en el uso de los EPI por parte del usuario para afrontar en conjunto las tareas que dentro del llama- do “plan de acción” comenzarán a limitar la emergencia. La organización y la determinación de este plan de acción así como su implementación depende en gran medida de las posibilida- des de los equipos intervinientes y su capa- cidad de polivalencia, entendiendo esta capacidad como la garantía de que cualquier cometido encargado a ese equipo o dota- ción será favorablemente resuelto en el tiempo que se dispone para ello. Conse- cuentemente, el éxito de este plan también radica en el conocimiento, por parte de los mandos tácticos, de estas posibilidades del equipo. 38