LUCHA CONTRA EL FUEGO | 2o Trimestre10 sino también de conseguir que los vapores entren en combustión. La aplicación de una llama produce ambas cosas, pero un flujo de radiación desde una fuente remota provoca la aparición de vapores a una temperatura superior al punto de ignición sin que lle- guen a arder. Ahora bien, si los vapores for- mados están suficientemente calientes (lo que supone que la temperatura de superfi- cie sea muy superior al punto de ignición) pueden entrar en ignición de forma espon- tánea al mezclarse con el aire. Este proceso se denomina ignición espontánea. Existe gran número de fuentes de ignición, que sólo tienen en común el hecho de ser resultado de alguna forma de descuido u omisión. En una lista típica podrían incluir- se, por ejemplo, llamas desnudas, “objetos del fumador”, calentamiento por fricción o equipos eléctricos (calentadores, planchas, hornillos, etc.). Hay que tener en cuenta que los cigarrillos que arden sin llama no pueden provocar directamente una combustión con llama (ni siquiera en los combustibles gaseosos habi- tuales), pero sí una combustión sin llama en materiales propensos a este tipo de combus- tión, que se carbonizan al calentarlos. En la combustión sin llama se oxida la superficie carbonizada, generando localmente el calor suficiente para producir una nueva carboni- zación del combustible adyacente aún sin quemar. Se trata de un proceso muy lento que, en algunos casos, puede llegar a produ- cir llamas y provocar un incendio que se propagará a gran velocidad. En los materiales propensos a la combustión sin llama puede darse también un fenómeno de auto-calentamiento (Bowes 1984), que se produce cuando se guardan grandes canti- dades de material, de forma que el calor generado por la lenta oxidación superficial no puede escapar y da lugar a un aumento de la temperatura dentro de la masa. En determinadas condiciones se inicia un pro- ceso incontrolado que puede conducir a una reacción de combustión sin llama en el interior del material. Propagación de la llama Un factor básico del aumento de dimensio- nes de un incendio es la velocidad de propa- gación de una llama por las superficies com- bustibles adyacentes. La propagación de la llama puede representarse como un frente de avance de la ignición en donde el extre- mo frontal de la llama actúa como fuente de ignición del combustible que todavía no está ardiendo. La velocidad de propagación viene determinada, por un lado, por las pro- piedades del material, de las que depende la facilidad de ignición y, por otro, por la inte- racción entre la llama existente y la superfi- cie de avance del frente. La propagación ver- tical en sentido ascendente es la más rápida, pues la flotabilidad garantiza que las llamas se desplacen hacia arriba, y así la superficie superior al área de combustión queda expuesta a la transferencia directa del calor de las llamas. Comparada esta situación con la propagación en una superficie horizontal, en que las llamas del área de combustión se elevan verticalmente, lejos de la superficie, conviene subrayar que la propagación verti- cal es la más peligrosa (p. ej., propagación de llamas en cortinas o en ropas sueltas). La velocidad de propagación también depende del flujo de calor radiante aplicado. El volumen de un incendio en el interior de una habitación crecerá con mayor rapidez al aumentar el nivel de radiación generado a medida que se extiende el incendio, lo que contribuirá a acelerar su propagación. En la dinámica de todo fuego existen otros factores determinantes como son la veloci- dad de combustión, velocidad de libera- ción de calor y la propia transferencia de calor al entorno donde se está produciendo la combustión. La llama abierta La energía calorífica puede clasificarse en cuatro categorías básicas según su origen (Sax, 1979): - Energía calorífica generada por reacciones químicas (oxidación, combustión, disolu- ción, calentamiento espontáneo, descomposición, etc.); - Energía calorífica eléctrica (por resistencia, inducción, arco, chispas eléctricas, des- cargas electrostáticas, rayos, etc.); - Energía calorífica mecánica (por fricción, chispas por fricción); - Calor generado por descomposición nuclear. Si las fuentes de ignición son diversas, no es menos cierto que, una de las más habi- tuales en cualquier siniestro con fuego es la llama abierta. La llama abierta es la fuente de ignición más sencilla y frecuente. Gran cantidad de herramientas de uso generalizado y de equipos industriales funcionan con llamas des- nudas o dan lugar a la formación de llamas desnudas. Encendedores, cerillas, hornos, aparatos de calefacción, equipos de soldadura, tuberías dañadas de gas y petróleo, etc. pueden considerarse fuentes potenciales de ignición. Dado que, en el caso de la llama abierta, la fuente de ignición primaria constituye en sí misma una combustión auto-mantenida, el mecanismo de ignición significa básicamente la propagación de la combustión a otro sistema. La combustión se inicia cuando la fuente de ignición con llama abierta dispone de suficiente energía como para provocar la ignición de mate- riales combustibles. 11