3oTrimestre09 | PROTECCIÓN LABORAL 60 Técnicas de protección Dramatizar la dermatitis La dermatitis, que aparece como consecuencia de unas condiciones insalubres para la mano, tiene un aspecto y consecuencias desagradables, desembocando en muchos casos en incapacidad laboral, u otros problemas de salud más serios si no se sigue un tratamien- to rápido e intensivo. Hay ocasiones en que conviene desdramatizar las cosas. No es este el caso. Por utilizar el mismo término, tratándose de dermatitis, conviene dramatizar las consecuencias de una dolencia aparentemente trivial. La razón es simple: trabajamos con las manos –que son nuestro medio mecánico de interactuar con nuestro espacio físico-, luego una afección invalidante de las manos supone una pérdida de la capacidad laboral. En el caso de muchos buenos profesionales esa incapacidad laboral no es transitoria, sino crónica, lo que supone un serio revés personal-profesional y una pérdida de talento para la sociedad. Así pues, la dermatitis no es trivial. Evitarla bien vale la pena, situación al alcance de todo trabajador que emplee el sentido común... y los guantes. ·Los peligros de la dermatitis La dermatitis laboral es un problema serio. Más de la mitad del tiempo perdido por enfer- medades profesionales tiene como causa esta dolencia, que se convierte en un proble- ma para las empresas y, sin duda, para el sujeto paciente. En forma de inflamación de la piel, la dermatitis profesional dependerá de una serie de factores: -Si la sustancia en cuestión es un irritante conocido o no. -El tiempo y frecuencia de contacto con la piel. -El abanico de temperaturas. -El tipo de piel y sensibilidad individual. Localizada normalmente en las manos y antebrazos, los síntomas de la dermatitis profe- sional pueden ser rojez, picor, propagación y aparición de ampollas. Un empeoramien- to conducirá al agrietado y sangrado de la piel, pudiéndose producir infecciones cutáne- as. Estas condiciones son suficientes para provocar la incapacidad laboral transitoria del trabajador y, en casos extremos, podrían imponer un cambio de oficio. Su diagnóstico precoz y la profilaxis adecuada producirán una completa recuperación del afectado. Como en todo, también en la dermatitis la prevención es la regla de oro: los trabajado- res deben contar con un adecuado nivel de protección. Prevenir y proteger siempre es más económico –y por tanto, rentable- que reparar. Una vez más abogamos en esta serie de artículos por una mentalidad pro-activa (que se anticipa al problema) y no reactiva (que actúa a remolque del problema). -Para-neoplasias. Por lo general, en forma de verrugas pre-cancerosas en la piel. -Neoplasias. Provocan tumores cancerosos en los brazos, manos, escroto de los testícu- los, etc. La mayor incidencia se produce en los operarios expuestos a aceites de corte puros. Huelga señalar la importancia de evi- tar la exposición. Pero si ello no es posible, debe realizarse un control médico durante el período laboral y un año después de la exposición, pues los tumores tienen apari- ción tardía. Mientras el refino no elimine los hidrocarbu- ros, que son causantes de los efectos cancerí- genos de los aceites minerales, será una medida de puro sentido común emplear guantes aptos para usos químicos, resisten- tes a la permeación por hidrocarburos. Investigaciones recientes también culpan a estos aceites de afecciones de las articulacio- nes. Según los resultados de un reciente estu- dio llevado a cabo en el Instituto Karolinska, de Estocolmo, la exposición laboral a aceites minerales (en particular, los aceites hidráuli- cos y de motor) podría asociarse con un alto riesgo de padecer artritis reumatoide. La investigación se ha basado en una muestra de 1.400 personas diagnosticadas de artritis reumatoide a las que se ha sometido a un cuestionario sobre exposiciones laborales. Tal evidencia se publicó en el número 23 de la revista Arthritis Research and Therapy. Estricta higiene La manipulación de derivados del petróleo, aditivos, productos químicos, benceno y otros materiales peligrosos de una cohorte extensa requiere controles técnicos, prepa- ración, equipo de protección personal y una higiene estricta para reducir al mínimo las exposiciones y sus consecuencias. El decálogo de las manos sanas y seguras incluye la observancia de unas sencillas nor- mas sobre el uso de los guantes y la higiene personal. La buena práctica en este sentido consiste en descartar los guantes que se encuentren demasiado viejos o gastados, comprobar que no tienen defectos antes del uso, y no compartir los guantes, ya que con ello el campo de cultivo de bacterias y gér- menes que es el interior de un guante estará circulando por la comunidad de trabajado- res y causando el contagio de afecciones de la piel. Por ello, será conveniente lavarse las manos antes de ponerse los guantes, curar y cubrir cortes y abrasiones y, en ningún caso, ignorar los signos de irritación o de erupción en la piel. Al concluir el trabajo hay que repetir las operaciones de higiene profiláctica: lavado con soluciones deter- gentes neutras y de acción reparadora, empleo de una crema con propiedades lubricante y regeneradora. Tener el guante siempre a mano es el mejor recurso para utilizarlo. El guante que no se emplea no sirve para nada. De haberlo pen- sado a tiempo, muchos trabajadores manua- les no estarían ahora aquejados de discapaci- dad en sus manos. Con el fin de evitar muchos problemas de salud para los que no hay vuelta atrás, y que tengamos nuestros guantes siempre a mano evitando la pérdida de productividad, pueden emplearse los ‘Glove-Holder’ (Porta-guantes), un sencillo dispositivo que el trabajador coloca en su cinturón, y que dispone de una lengüeta con velcro para sujetar los guantes. *Departamento de Marketing de Tomás Bodero, S. A. Artículo elaborado con la colaboración de Gaceta de la Protección Laboral y Manuel Domene (Periodista). Supervisado por el alergólogo Pedro Carretero.