PROTECCIÓN LABORAL 59 | 2oTrimestre09 Soldadura, riesgos y prevención fatiga por calor o limitar la movilidad, mientras que la infra-protec- ción puede causar a largo plazo graves perjuicios para la salud de los trabajadores por mucho que los niveles de riesgo sean mínimos. Pongamos el ejemplo de un profesional de la industria química que deba preparar una solución con 10 mililitros de ácido sulfúrico. Dado que se trata de una cantidad tan pequeña, el nivel de exposi- ción al ácido también resulta mínimo, incluso teniendo en cuenta su posible derramamiento. Un análisis correcto de los riesgos y las necesidades del profesional nos recomendaría proteger adecuada- mente sus manos y sus antebrazos, sin necesidad de sobreprotegerlo cubriendo otras partes del cuerpo. El uso de un buzo sería inapro- piado en este caso, puesto que disminuiría el confort del usuario y elevaría el riesgo de estrés por calor. La geometría del cuerpo es otro de los elementos que no hay que perder de vista en el diseño de los EPI -previendo, por ejemplo, medidas como que las mangas de un traje de protección no dejen al descubierto los brazos al estirar estos-, así como las diferentes necesidades de hombres y mujeres, incorporadas de manera cre- ciente a puestos de primera fila en procesos productivos y pro- yectos de investigación. Para evitar riesgos similares, también es necesario seleccionar las tallas adecuadas para cada trabajador, lo cual hace recomendable contar con proveedores que dispongan de una amplia gama de éstas. Volviendo al inicio, el nivel de confort resulta esencial para los pro- fesionales. Resultan demasiado habituales los buzos que limitan la movilidad y no transpiran lo suficiente, lo que provoca el menciona- do estrés por calor; las gafas de protección cuyo puente se hace molesto tras un uso prolongado porque no está revestido correcta- mente y cuyas patillas cuentan con un tacto áspero, lo que, a la larga, provoca irritaciones detrás de las orejas; los guantes que no garanti- zan la máxima destreza de las manos, las mascarillas con gomas estre- chas que aprietan y molestan, o las gafas que se empañan constante- mente por no disponer de sistemas eficaces de ventilación para remediarlo. La estética también cuenta En lo que se refiere al aspecto de los EPI, es preciso diseñarlos de forma que permitan al trabajador expresar su individualidad, tal y como hacen cuando visten normalmente. Por ello, es digna de con- siderar una gama de colores a elegir amplia e, incluso, una cierta semejanza con las tendencias de la moda en general. Cada vez es más frecuente que los fabricantes de estos equipamientos se inspiren en las cadenas de ropa o productos deportivos a la hora de diseñar sus productos, lo que los hace más atractivos para sus potenciales usua- rios, que se sienten cómodos e identificados con su equipo laboral, lo cual redunda, a su vez, en un mayor y mejor nivel de uso. Teniendo en cuenta todo lo expuesto, parece claro concluir que, pese a la situación económica actual, continúa siendo indispensa- ble utilizar siempre equipos de protección individual cuyo diseño cuente con un aspecto atractivo y que ofrezcan el máximo con- fort, garantizando en todo momento los más elevados niveles de protección, definidos tras un adecuado análisis de los riesgos, las tareas específicas y las necesidades de cada profesional. Dpto. de Marketing de Kimberly-Clark Professional*