PROTECCIÓN LABORAL 57 | 4oTrimestre08 El corto alcance de REACH REACH es el acrónimo inglés de “Registration, Evaluation and Authorization of Chemi- cals” (Registro, Evaluación y Autorización de Productos Químicos). Pero el vocablo inglés “reach” también significa ‘alcance’ y ‘alcanzar’, que son los conceptos a los que nos vamos a referir en este editorial, cuyo espíritu ya se intuye a través del titular, y es que no podemos pecar –como otros- de optimismo patológico, negando lo evidente, para chocarnos más tarde con la cruda realidad. En junio de 2007 entró en vigor el Reglamento 1907/2006 sobre el registro, la evaluación, la autorización y la restricción de sustancias y preparados químicos (REACH), lo que podríamos asimilar a una “aduana” de los productos químicos, y ya sabemos que no hay aduana que sea impermeable ni eficiente al 100%. Seguramente el complejo reglamento REACH no solucio- nará el problema de los afectados de síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM), pero podría evitar afectaciones futuras si tuviera más largo alcance. Según datos de ISTAS sobre la exposición a sustancias tóxicas en España, “entre 2.000 y 8.000 trabajadores mueren cada año debido a la exposición a agentes cancerígenos en los lugares de trabajo 5.130 trabajadores contraen asma, 8.550 EPOC y 6.840 sufren dermatitis, debido a la exposición laboral a sustancias peligrosas. El número de defunciones por enfermedades que pueden tener causas medioambientales se ha triplicado en el período 1980-2004”. Todo parece indicar que REACH tiene los deberes por hacer, o lo que es lo mismo, los fabri- cantes de sustancias químicas: -Existe falta de conocimiento sobre la amplia mayoría de las 100.000 sustancias existentes en el mercado. La información es básica sobre unas 30.000 sustancias. -Sólo hay evaluaciones de riesgo de 200 sustancias. ¡Se prevén evaluaciones de riesgo de 12.500 sustancias en un plazo de 11 años! -Aunque el Reglamento entró en vigor en 2007 (junio), el periodo de registro no comenzó hasta junio de 2008, finalizando en junio de 2018. Hay diferentes plazos según la peligrosidad de las sustancias y su volumen de producción. A este paso, los síndromes de origen químico podrán extenderse sin mayor control, causando un número de víctimas que nadie puede calcular. A la vista de los datos no puede decirse que REACH esté siendo de gran ayuda ni dando la talla de lo que del mismo cabía esperar. También es cierto que, a pleno rendimiento, REACH tampoco hubiera evitado todos los problemas, porque el riesgo químico es como una Hidra de Lernea con infinitas ramificaciones. REACH puede poner orden en la bien ordenada indus- tria química; sin embargo, el problema está fuera de las instalaciones químicas: entre los intermediarios, en el transporte de sustancias peligrosas, con los usuarios finales de produc- tos químicos..., que, en muchos casos, están manejando sustancias peligrosas sin las adecua- das medidas de seguridad. En este aspecto, REACH se queda corto porque los profanos en química lo ignoran, aunque ésta ya no es su culpa. ¿Qué decir si no del “aerógrafo asesino” (estampar a pistola sin mascarilla) o del pegado y acabado doméstico de calzado (con patente inhalación de disolventes)? El corto alcance de REACH se ha de suplir con las “luces” de todos los que manipulan sustan- cias químicas, quienes –hasta el momento- también hacen gala de una manifiesta cortedad.