Tribuna  PROTECCIÓN LABORAL 56 | 3oTrimestre08 La ergonomía frente a la “ergomanía” y otros ergomales Los tiempos están cambiando, ya lo decía Dylan ... ¿o lo que cambia es la mane- ra de valorar el tiempo? La medida del tiempo es la del tiempo de trabajo, como decía Marx... y ¿la reducción de las jornadas de 60 horas fue un fracaso? Cambios y medidas, evolución o involución, laboral y familiar, dicotomías aparentes sobre grandes cuestiones que tienden, por su carga ideológica o política, a presentar una imagen distinta a la realidad. Porque, en verdad, ni hay ni ha habido contra- posición entre tiempo libre y tiempo de trabajo, sólo la preocupación económica por el crecimiento. Los individuos adictos al trabajo tienen un punto de vista sobre la vida en el cual el trabajo consume su tiempo, su energía y su pensamiento. Sus hábitos excesivos de tra- bajo interfieren con su salud psicofísica, sus relaciones sociales y familiares. Presen- tan dificultades para controlar sus hábitos compulsivos del trabajo, piensan demasia- do en él y tienden a vivir más en el futuro que en el presente. Causas y consecuencias que no siempre están delimitadas: exceso de trabajo o tra- bajadores incapaces de afrontar las exigen- cias, reducción de los puestos de trabajo para lograr unos objetivos que pueden implicar la reducción de efectivos y el aumento de la carga de trabajo. A vueltas con la organización del trabajo La “Ergomanía” como los riesgos psicoso- ciales y otros muchos aspectos negativos del trabajo (accidentalidad, absentismo, estrés, etc.) está ligada a la organización del trabajo y a su interacción con caracte- rísticas individuales y familiares. Podría- mos señalar que una de las razones de la “Ergomanía” es la no aplicación de la Ergo- nomía o, lo que es lo mismo, desempeño del trabajo en organizaciones que confun- den trabajar con sobrecarga, sin tiempo de trabajo definido. Así, tanto la sobrecarga cuantitativa y cualitativa como la falta de reconocimiento del trabajo realizado (entendido ampliamente como apoyo, estabilidad, carrera profesional y reconoci- miento salarial) son irregularidades identi- ficadas como importantes fuentes de estrés, que se retroalimentan en un círculo infernal. El infierno de la gestión por el miedo (deslocalización, desempleo, etc.) y las nuevas formas de organización del tra- bajo que son fuente de adicciones, sufri- mientos y violencia. Paradójicamente, al tiempo que aumentan F. Javier Llaneza La “Ergomanía” no es ninguna manera equívoca por desconocimiento o des- precio de denominar a la Ergonomía, aunque algunos, al principio de nuestra actividad laboral, conviviésemos con faltas ortográficas y fonéticamente se nos llama- ra “hergómanos”, cosas peores no, cuando además lo importante era que nos llama- ran. La “Ergomanía” o labor-adicción es la denominación latina de una patología labo- ral más popularmente conocida por el tér- mino anglosajón “Workaholism”. La obse- sión por el trabajo, problema laboral conceptualizado por Oates en 1971, se ha consolidado y, como otros “palabros” anglosajones, se ha quedado entre noso- tros y popularizado en otras lenguas, curio- samente todos muy vinculados entre sí desde los aspectos negativos, situaciones problemáticas del trabajo: mobbing, bur- nout, bulling, downsizing, engagement,... Anglicismos que se fomentan desde el esnobismo o el pseudo-cientificismo de aquellas “organizaciones dedicadas al saber” que fomentan la especulación diva- gadora, por no practicar la investigación aplicada a la prevención de los riesgos psi- cosociales... Exceso de actividad Volviendo a la “Ergomanía”, la preocupa- ción por la adicción al trabajo llega hasta el Santo Padre y sus llamamientos desde su lugar de retiro en Castelgandolfo advirtien- do que “el exceso de actividad” puede aca- bar dañando “el espíritu” de las personas. Además del alma, los comportamientos ergomaniacos afectan directamente a la corporeidad de la persona, al trabajo y a la familia, y, contrariamente a lo que se cree, también pueden afectar a la organización, como parece ser por lo ocurrido reciente- mente en el caso de un médico de AP del sistema público de salud sancionado por trabajar en exceso y dedicar más de 10 minutos a cada paciente. Trabajar en exce- so te puede llevar o al infierno o al despi- do. Pero la cotidiana vida familiar tampoco parece ser un paraíso, según un informe de la OIT, el 8% de la población activa espa- ñola dedica más de 12 horas al día a su pro- fesión para huir de sus problemas persona- les. También la OIT en su publicación “Wor- king Time Around the World” afirma que por diferentes razones: por obligación, para llegar a fin de mes, por falta de opcio- nes o hasta por adicción, se trabaja en exceso. Se estima que 614,2 millones de seres humanos trabajan más de lo que deberían, es decir más de 48 horas sema- nales. Ergomaniacos bulímicos, desgasta- dores o infatigables, según unas tipologías, y compulsivos o comprometidos según otras, o más sencillamente trabajadores desbordados por el exceso de trabajo, obli- gados por la necesidad (estabilidad, pro- moción, etc.) de hacer méritos por encima del contrato psicológico y al margen del contrato formal.