Trabajo y salud PROTECCIÓN LABORAL 56 | 3oTrimestre08 Los TME en otras latitudes Para combatir los riesgos hay que conocerlos y, sobre todo, reconocerlos, es decir darles la importancia que tienen, sin menospreciarlos. En el “primer mundo” empezamos a adquirir conciencia de los TME, lo que quiere decir que, en el resto del mundo, son un riesgo subesti- mado. Veamos el ejemplo de Colombia, donde han realizado un esfuerzo pionero con la edición de una guía de salud ocupacional que se ocupa de los riesgos y las normas de levantamiento. Según informaciones del diario bogotense ‘El Tiempo’, la “Guía de Atención Integral de Salud Ocupacional” (Gatiso) advierte que el dolor lumbar se presenta con más frecuencia en el trabajo relacionado con manejo de cargas, especialmente cuando se toman del piso. El docu- mento, presentado por el Ministerio de Protección, dice que también los movimientos frecuentes de tronco y la exposición a vibración son factores de riesgo relacionados con el dolor lumbar. Hace 28 años existe en el país una norma que prohíbe que un trabajador levante pesos superiores a 25 kilos de carga compacta. Para las muje- res el límite es 12,5 kilos. No obstante, el ingeniero Fernando Niño se pregunta por qué la gran mayoría de trabajadores manejan la carga al hombro y “vemos por las calles gente rodando cilindros de gas, cargando canastas con gaseosas o cervezas al hombro, o arrastrándolas”. En Corabastos (Bogotá) y otras centrales de abastos no es extraño ver que los ‘coteros’ se echen encima dos bultos de papa de 50 kilos cada uno y los transporten entre 20 y 300 metros, y que los ‘zorreros’ carguen en sus carretillas hasta dos toneladas de productos para recorri- dos que llegan a los 800 metros, para lo cual sólo cuentan con su fuerza muscular. No sorprende, entonces, que durante el 2003 y el 2004 el lumbago se haya mantenido en el segundo lugar en frecuencia de diagnóstico de enfermedades profesionales entre los afiliados a las Administradoras de Riesgos Profesionales (ARP), que son menos de la tercera parte de los ocupados en el país. Aunque la ley obliga a las empresas a tener un programa de salud ocupacional para minimizar los riesgos a los trabajadores, es necesario ‘instalar’ la cultura de la seguridad, dice Ana María Cabrera, directora de Riesgos Profesionales del Ministerio de la Protección Social. “Los inspectores pueden multar hasta con 500 salarios mínimos a las empresas que no cumplan con las normas de salud ocupacional”, dice Cabrera. El Ministerio de la Protección Social tiene 200 inspectores de trabajo para vigilar aproximadamente 400.000 empresas. Las empresas, recuerda Niño, están obligadas a suministrar los equipos para que el transporte de materiales (carga y descarga) se haga ade- cuadamente, cumpliendo con las normas de seguridad y eficiencia para sus trabajadores. Helena Rojas, especialista en Salud Ocupacional de la francesa Carrefour en Colombia, señala que en esta firma hay una selección adecua- da de las personas que manejan cargas, a quienes se les brinda una inducción acerca de los riesgos en el punto de trabajo. El principio es la prevención. Se les insiste en las posturas adecuadas y el respeto a los límite de levantamiento de cargas. Por 500 pesos adicionales se juegan la salud y la vida “Los trabajadores deben hacer valer sus derechos relacionados con la salud laboral. Sus empresas y las ARP deben enfocar sus esfuerzos para detectar los riesgos y prevenir accidentes y enfermedades profesionales”, reclama Ana María Cabrera, del Ministerio de la Protección Social. Las inspecciones de trabajo pueden recibir las quejas, incluso anónimas, cuyos funcionarios están facultados para visitar las empresas y exigir- les el cumplimiento de las normas, so pena de sanciones hasta de 500 salarios mínimos. Acatarlas mejora su productividad y competitividad. Sin embargo, el del trabajador informal es otro mundo, como el de las centrales de abastos. En éste no hay afiliación a una ARP. Aquí las sobrecargas están determinadas por la necesidad de unos pesos de más. Llevar a las espaldas un bulto de 50 kilos les representa a los cote- ros 500 pesos. Si el mismo recorrido lo hacen con dos bultos, son 1.000 pesos. Igual sucede con los zorreros: un viaje con una tonelada son 3 o 4.000 pesos; dos toneladas duplican el ingreso. Eulogio Timoté (49 años) y Fredy Pérez (26 años), dos zorreros de Corabastos que ‘jalan’ hasta dos toneladas de carga, coinciden en que si se lesionan o enferman, sus precarios bolsillos deben cubrir cualquier gasto. En caso contrario, que es lo normal, van a la red pública hos- pitalaria, lo que aumenta el gasto oficial en la atención de la población más pobre, que es la mayoría. Método Ocra, en cuyo desarrollo ha interve- nido la profesora Daniela Colombini, médi- ca del trabajo y ergónoma europea. “Un 31% de los europeos realiza tareas repetitivas en su trabajo, que les provoca dolores de espal- da, molestias musculares y estrés. Este factor de riesgo se suele asociar únicamente al sec- tor manufacturero, aunque esta asociación es un error técnico que debe corregirse con urgencia, puesto que en todos los sectores existen puestos de trabajo con movimientos repetitivos”, cita la doctora Colombini. La ergónoma italiana nos recuerda que “para reducir los riesgos es necesario, no sólo identificar correctamente la presencia del factor de riesgo, sino también utilizar un método analítico, fiable y validado, que eva- lúe el riesgo por exposición de manera pre- cisa y nos guíe en el diseño de la interven- ción para la mejora de las condiciones de trabajo de forma compatible con la organiza- ción y sus índices de productividad”. “En este sentido, -prosigue Colombini- se disponen de dos normas técnicas (EN 1005- 5: Manual activities with low force and high frequency e ISO/CD 11228-3: Handling of low loads at high frequency), en las que se recomienda el método OCRA como herra- mienta más adecuada para el análisis de tare- as repetitivas.