2oTrimestre08 | PROTECCIÓN LABORAL 55 Informes y estudios De momento, las investigaciones llevadas a cabo por CC.OO. revelan que ha aumenta- do el número de empresas que se plantea los problemas derivados del consumo de alcohol y drogas (del 33 al 55%). De hecho, se han implantado más programas de pre- vención y existe una menor tolerancia ante esas sustancias, incluso las posibilidades de ingerir alcohol durante la jornada labo- ral se han reducido muchísimo. Otro de los datos que revela la preocupación de las empresas es el hecho de que el 53% de los trabajadores drogodependientes se han rehabilitado gracias a los programas de prevención que se aplican desde las enti- dades. Uno de cada tres accidentes con consecuencias graves que se producen en el trabajo ocurre bajo los efectos del alcohol o las drogas Pero no solo la preocupación viene desde este ámbito, no hay que olvidar el papel tan importante que en estos casos tienen los médicos del trabajo que vienen detec- tando un aumento de casos de consumo de drogas entre los trabajadores, y de adic- ción en general, especialmente entre los más jóvenes. A esto hay que añadir la difi- cultad con que se encuentran estos profe- sionales a la hora de detectar y abordar esta situación. A no ser que sea el propio trabajador quien decida confiar en el médi- co y contarle lo que le pasa, no se puede hacer nada. Aunque siempre hay signos o síntomas que pueden dar una pista acerca de lo que está pasando, tales como capaci- dad disminuida de concentración, indicios de fatiga, ausencias justificadas (especial- mente antes y después de los fines de semana), disminución del cuidado y aseo personal o irritabilidad. En el caso de que el trabajador sí decida hacer partícipe a su médico de su problema éste podrá ofrecerle ayuda psicológica e incluso derivarle a asociaciones especializa- das como Proyecto Hombre. ¿Pero qué ocurre cuando saltan las alarmas? En algunos casos, como en el colectivo de bomberos o policías las personas depen- dientes pueden quedar retiradas hasta seis años de servicio, pero la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no establece ninguna penalización para los empleados que consu- men drogas. Según un estudio realizado por la UGT de Jaén se concluye que el propio trabajo con- vierte a 27.000 personas en adictas al alco- hol. Lo cierto es que la profesión es la causa directa o indirecta de que los trabaja- dores de esta provincia sean consumidores de alcohol, 215.000 de tabaco, 8.500 de cocaína y 28.000 de cannabis. Es decir, estos datos indican que son factores de riesgo en determinadas profesiones los que conllevan a los trabajadores al consumo de estas sustancias. Por este motivo el sindica- to ha elaborado una guía de prevención para delegados en la que se incluyen una serie de orientaciones sobre la forma de actuar cuando se tiene constancia de que un compañero puede estar afectado por esta problemática. Si analizamos detenidamente las conclusio- nes de este estudio vemos que en realidad sí hay una serie de características del mundo laboral que pueden incitar al trabajador al consumo de alcohol o ciertas sustancias para poder “soportar” determinadas condi- ciones, el ritmo de trabajo o el entorno. Muchas veces los profesionales se encuen- tran sujetos a grandes presiones y se les obli- ga a rendir más de lo que se puede. A estos aspectos habría que añadir que, en muchos casos, pueden estar sometidos a mobbing, falta de comunicación (intencionadamente o no). También se han llevado a cabo iniciativas, como por ejemplo la de CC.OO., que han puesto en marcha acciones para sensibili- zar sobre el consumo del alcohol en las empresas y por tanto en todos sus cursos de formación en el área de riesgos laborales incluyen un módulo dedicado a esta pro- blemática. Concluimos afirmando que tanto el alco- holismo como los accidentes laborales tienen múltiples causas que requieren políticas integrales y multicausales, dado que centrarse en uno sólo de los aspectos está demostrado que es altamente inefi- ciente. ¿Qué se entiende realmente por alcoholismo? ¿Y por drogodependencia? Nos encontramos con una de las enferme- dades que más degradan a la persona tanto en su aspecto físico, familiar, laboral, eco- nómico y psíquico como social, y no solo afecta a todos los aspectos de su vida sino que además es una importante fuente de conductas violentas y delictivas. Hay unas serie de pautas que pueden favo- recer la aparición de estas conductas de consumo del alcohol y drogas, puede ser por costumbre familiar, sobre todo en el caso del alcohol; presiones personales y sociales; publicidad insinuante; o la necesi- dad de ser aceptado por el entorno, amigos compañeros, etc. Por alcoholismo entendemos aquella con- ducta del ser humano que tiene una depen- dencia clara del alcohol y desarrolla por tanto unas conductas desviadas característi- cas asociadas al consumo prolongado de cantidades excesivas de alcohol. El alcoho- lismo se considera una enfermedad crónica de etiología no determinada, de instaura- ción insidiosa que muestra síntomas y sig- nos reconocibles proporcionales a su gra- vedad. Los adultos pueden clasificarse dependiendo de la cantidad del consumo en abstemios, bebedores sociales, alcohóli- cos sociales y alcohólicos. Cada grupo pre- senta unas características determinadas acordes a sus hábitos de beber y con fre- cuencia es mayor la adicción en el hombre que en la mujer. En cuanto a la drogodependencia se en- tiende por abuso de las drogas al man- tenimiento del consumo, a pesar de la aparición de consecuencias negativas graves y reiteradas en el consumidor y/o su entorno. Se hace alusión a las consecuencias biopsicosociales que genera el consumo de unas sustancias capaces de crear tolerancia y dependen- cia en quien las toma, y que son consu- midas con fines distintos de los te- rapéuticos y sin control médico. Las drogas más utilizadas son anfetaminas, cocaína, cannabis, drogas de síntesis (éxtasis), éxtasis líquido, etc.