Técnicas de protección PROTECCIÓN LABORAL 55 | 2oTrimestre08 Protección de las manos en el sector agrícola (10. 1a parte) Agricultura, una actividad sembrada de riesgos para las manos Nunca podríamos imaginar –si no nos detenemos a pensar en ello- la cantidad de riesgos que concurren en el trabajo agrícola, una actividad fundamental del sector primario, a la que todos nos sentimos cerca, a pesar de desconocer profundamen- te. No hay ninguna actividad que reúna tantos y tan variados y graves riesgos como el sector agropecuario. A la sentencia bíblica que habla del “sudor de la frente” hay que añadir “los callos de las manos”, que suelen acompañar invariablemente a los trabajadores agrícolas. Son manos ásperas y ajadas por la rudeza del trabajo, cuando no irreversiblemente enfermas. La solución sólo es una: sentido común, que pasa, entre otras muchas posibilidades, por el uso de guantes. del tiempo: los fríos intensos que resecan y resquebrajan la piel, o el calor abrasador que provoca la práctica “maceración” de las manos cuando se usan guantes, o su exposi- ción a la radiación solar, capaz de provocar daños dermatológicos o, en el peor de los casos, un golpe de calor. La piel y las manos también se ven expuestas a quemaduras por contacto con partes calientes de la maquina- ria empleada en las tareas agrícolas. ·Riesgo eléctrico Las instalaciones eléctricas defectuosas o los cables mal aislados pueden ser causa de accidentes. Siempre existe el riesgo de entrar en contacto y lesionarse con la elec- tricidad utilizada para la iluminación, la cale- facción y la alimentación de equipamientos en el trabajo. El accidente eléctrico puede producirse al ejecutar tareas de manteni- miento de la maquinaria (la batería del trac- tor, por ejemplo). ·Riesgo químico Las manos, expuestas a la amplia nómina de productos químicos utilizados en la agri- cultura, pueden sufrir irritaciones, quema- duras o úlceras. Los productos químicos pueden romper la defensa que nos propor- ciona la piel y penetrar en la sangre, con resultados peligrosos y, a veces, fatales a plazo medio-largo. ·Riesgo biológico La amenaza procede de fuentes diversas: sustancias y alérgenos de origen botánico, bacterias y virus presentes en el medio, contagio de infecciones de animales porta- dores (ganado), envenenamiento por ino- culación de venenos de origen animal (ser- pientes, alacranes, arañas). Riesgos mecánicos Sin ánimo de hacer un recuento exhaustivo, para ilustrar este apartado, citaremos algu- nos de los riesgos mecánicos asociados con algunas de las actividades agrícolas. Tomás Bodero Sáiz Amedida que el estilo de vida urbana nos aleja del campo, tendemos a acentuar ciertos tópicos bucólicos, que, en la mayoría de los casos, no se corres- ponden con la realidad. Vivir en el campo –y especialmente trabajarlo- no siempre es una actividad netamente saludable, sino todo lo contrario. El del agricultor es uno de los tra- bajos más duros que realiza el ser humano. Los riesgos son muy diversos y, como no podía ser de otra manera, afectan muy seria- mente a nuestra principal herramienta de trabajo, esto es, las manos, ese sensacional artilugio que nos permite interactuar con el medio. Identificar los peligros Si las manos son necesarias para el trabajo, en la agricultura se convierten en útiles imprescindibles. Diariamente, las manos –y otras partes del cuerpo- se ven expuestas a riesgos de diferente naturaleza. En la mayo- ría de los casos, será preceptivo el uso de guantes. Esto significa tajantemente emplear el guante adecuado a cada necesidad, ya que no existe el guante universal. En unos pocos casos, será recomendable trabajar sin los guantes para evitar males mayores (con tem- peraturas ambientes que superen los 36-37o C, cuando existe riesgo de atrapamiento del guante por partes móviles de mecanismos). ·Riesgo mecánico Implica cortes, aplastamiento o abrasión general, provocados por diferentes útiles de trabajo. Las herramientas, algunas afiladas, presentan un peligro evidente para la inte- gridad de las manos de los agricultores. Las lesiones pueden incluir desde el pequeño corte a daños severos de nervios, tendones, huesos, sin descartar la amputación, un resultado fatal e invalidante no sólo para el trabajo, sino para el normal desenvolvimien- to en cualquier actividad cotidiana. La pérdi- da de la función manual nos convierte en seres dependientes. Se puede vivir sin manos, pero ¿a qué precio? ·Riesgos producidos por vibración El el capítulo de riesgos mecánicos, pone- mos especial atención en los derivados de las vibraciones. Éstas pueden originar pro- blemas en las articulaciones y el síndrome de los dedos blancos (falta de riego sanguí- neo). Son fuente de vibraciones la maquina- ria y los diversos aperos de trabajo, desde el tractor a la moto-azada, pasando por instru- mentos omnipresentes como la moto-sierra o las desbrozadoras. Entre los riesgos mecánicos no pueden olvi- darse los de tipo ergonómico por , sobre- esfuerzos, malas posturas, etc. ·Riesgo térmico El agricultor debe soportar las inclemencias