3erTrimestre07| PROTECCIÓN LABORAL 52 Técnicas de protección por el propio trabajador y la consulta inme- diata al especialista en el caso de aparición de lesiones cutáneas son dos medidas de extre- ma importancia para evitar la cronificación de las lesiones de las manos. No hay alternati- va o, en cualquier caso, ésta es mucho peor, como veremos en el apartado siguiente. Los traumas de las manos A lo largo de este artículo, hemos visto algu- nos riesgos que afectan a las manos de los carpinteros. Corresponde finalmente referir- se a las consecuencias que, con demasiada frecuencia, tienen la calificación de traumas, y una presencia crónica en la vida de muchos trabajadores manuales (mecánicos, carpinteros, etc.). La piel es la primera línea de defensa del cuerpo. Sin ella no se puede vivir. Es elástica y resistente, pero no indestructible. La mejor prevención es la profilaxis del que es el órgano más extenso de nuestro cuerpo (varios metros cuadrados). La negligencia supondrá el desarrollo de enfermedades dér- micas u otras enfermedades somáticas dependiendo de los tóxicos que atraviesen nuestra barrera dérmica. Veamos las consecuencias de una mala ges- tión de los riesgos que afrontan las manos de los trabajadores: -Dermatitis. La piel sólo puede soportar un grado limitado de abuso. Si hay un daño repetido, perderá la capacidad de proteger- se a sí misma y reaccionar. Se vuelve roja y se inflama, pica y se abre, a veces incluso se llaga. Estos son los síntomas de una dermati- tis de contacto irritante, un término “abani- co” que abarca una multitud de enfermeda- des de la piel (trauma oculto). La forma en que el cuerpo responda dependerá de si la piel se ha irritado o de si se está producien- do una reacción alérgica. Es una diferencia importante, que precisa acotación médica, para conocer el tipo de lesiones de las manos y su alcance. Básicamente, el descuido de las manos con- duce a dos situaciones: -Reacciones irritantes. La mayoría de estados de la piel ocasionados por el trabajo, más que alergias, son reacciones irritantes. Las reaccio- nes irritantes son provocadas por el contacto prolongado y frecuente con sustancias tales como detergentes, desengrasantes o disolven- tes. Cuando la piel se ha visto dañada, hay que tomar medidas para reconstituirla. Esto implica proteger las manos con el tipo adecuado de guantes, asegurándose de que su estado no empeore durante el proceso de curación. Generalmente, estas reacciones son menores y se pueden controlar fácil- mente llevando los guantes adecuados. -Reacciones alérgicas. Una alergia es una reac- ción de defensa del sistema inmunológico del cuerpo. Una vez desencadenada la alergia, todo contacto con la misma sustancia provoca- rá una reacción. Las reacciones alérgicas tie- nen diferentes grados de severidad, que van desde erupciones de la piel y llagas hasta asma y dificultades para respirar. En casos extremos, pueden provocar un choque anafiláctico, que puede ser fatal. Hay que tener presente que no nos volvemos inmunes ni nos acostumbramos a los alérgenos; al contrario, los síntomas sim- plemente se agravan. No hay cura para la sen- sibilización, y las alergias desarrolladas ya no desaparecen. Las lesiones en la piel, especial- mente en las manos, al igual que son una puer- ta de entrada para agentes infecciosos también lo son para alergenos, ya que aumenta la posi- bilidad de que las células del sistema inmune entren en contacto con una sustancia y esta se vuelva alergénica para el paciente. De ahí lo primordial que resulta la protección de las manos, nuestra ‘interfaz’ con el medio. Selección del guante adecuado Muchas veces hemos dicho que no existe el guante universal. La selección, por tanto, atenderá a la obtención de un nivel acepta- ble de prestaciones que combinen las varia- bles de protección, funcionalidad y, obvia- mente, coste. Por ello, es muy importante seguir el consejo del fabricante o de una per- sona especializada. ·Funcionalidad La funcionalidad del guante se apoya en fac- tores como: - Agarre. Un agarre deficiente representa un peligro más que evidente para la salud y la seguridad. - Destreza. Es una condición de muchos tra- bajos. Resulta surrealista que un trabajador deba quitarse los guantes -y desprotegerse- para realizar ciertos trabajos de precisión. Existen soluciones para la protección de las manos que combinan ajuste, tacto, libertad de movimiento y destreza. - Sensibilidad táctil. Depende del empleo de guantes de tacto fino. - Longitud. Este parámetro tiene su impor- tancia cuando en la actividad también se ve comprometida la seguridad del antebrazo. - Facilidad de puesta. Depende de la cons- trucción interior del guante y del tipo de puño que incorpora. *Tomás Bodero Sáiz Responsable de Marketing de Tomás Bodero, S. A. Artículo elaborado con la colaboración de Gaceta de la Protección Laboral, Manuel Domene (Periodista) y el alergólogo Pedro Carretero