Técnicas de protección PROTECCIÓN LABORAL 52 | 3erTrimestre07 Los disolventes también pueden absorberse por vía dérmica (piel, manos), que hará mucho más lenta la llegada de la carga nociva al torren- te sanguíneo; y por vía digestiva, a través de la boca, por contacto con las manos, bebidas, ali- mentos y cigarrillos contaminados. Dentro de este grupo las resinas de p-terc-butil formalde- hído y las fenol-formol son las más alergénicas. Ello nos hace patente la obviedad de que es necesario el uso de guantes, que impedirán daños a las manos y, lo que es peor, daños insi- diosos que afectarán al interior del organismo. Malas prácticas Una buena profilaxis consiste en observar la más estricta higiene personal, desterrando hábitos nocivos (malas prácticas). El aguarrás, también llamado esencia de tre- mentina, es un líquido volátil e incoloro, que se utiliza asiduamente para limpiar los pinceles y eliminar la pintura. Eficaz para disolver las man- chas de base oleosa, también puede disolver los aceites naturales de la piel en caso de con- tacto directo. Es una aberración “lavarse” las manos con aguarrás. Este desengrasado de la piel hace vulnerables las manos a los ataques de otros riesgos físicos o químicos, que a su vez desencadenarán una dermatitis o una infección de las pieles lesionadas. El alcance del riesgo es aún mayor, ya que el disolvente puede estar contaminado con las sustancias que ha disuelto (pinturas), en cuyo caso la toxicidad aumenta por la presencia de isocianatos. Cuando la barrera defensiva de las manos ha sido debilita- da por los disolventes o desengrasantes, los iso- cianatos penetran más fácilmente en la piel y provocan las dermatitis, eso sin contar la toxici- dad que, a través de las manos, entra en el orga- nismo y va a parar al caudal sanguíneo. Orden y limpieza del puesto de trabajo Como en cualquier industria, debe extre- marse el orden y conservación de las herra- mientas, útiles y accesorios. Las zonas de tra- bajo y las inmediaciones de las máquinas deben mantenerse limpias y libres de obstá- culos y manchas de aceite. Los objetos caí- dos y desperdigados pueden provocar todo tipo de accidentes. Las virutas deben ser retiradas con regularidad, sin esperar al final de la jornada, utilizando un cepillo o brocha para las virutas secas y una escobilla de goma para las húmedas y aceitosas. No debe dejarse ninguna herramienta u objeto suelto sobre la máquina. Tanto las piezas en bruto como las ya mecanizadas deben apilarse de forma segura y ordenada o bien utilizar contenedores adecuados si las piezas son de pequeño tamaño. Las averías de tipo eléctrico solamente pue- den ser investigadas y reparadas por un elec- tricista profesional. Las conducciones eléctri- cas deben estar protegidas contre cortes y daños producidos por las virutas y/o herra- mientas. Durante las reparaciones, el interrup- tor principal debe ser inaccesible (candado), o quedar fuera de uso (circuito interrumpido al retirar, por ejemplo los fusibles). Importancia de la higiene personal Es recomendable la ducha diaria después de la jornada laboral y antes de salir del lugar de trabajo, así como la limpieza minuciosa de las manos y de las zonas de la piel expuestas durante la jornada laboral. En cuanto a la protección de la piel, el carpin- tero ha de ser consciente que las protecciones individuales no eliminan los riesgos, sólo sir- ven para minimizar las consecuencias en caso de accidente. Existen dos tipos de medidas protectoras individuales: las prendas de pro- tección cutánea (guantes, mandiles, caretas, etc.) y los productos protectores específicos. Las cremas evitan que la suciedad se incruste en los pliegues cutáneos y facilitan la limpieza de la piel. Son útiles para prevenir las enferme- dades por desgaste, contra la radiación UV y para quien debe utilizar guantes y botas imper- meables. Deben aplicarse antes de iniciar cada trabajo y después de cada descanso, sobre la piel limpia, friccionando cuidadosamente la piel entre los dedos y en la base de las uñas. En cuanto a la limpieza de la piel, por lo general, agua y jabón son suficientes para realizar la limpieza cutánea. De no ser así, el agente limpiador se debe escoger según el tipo de trabajo. Para trabajos que ensucian poco, el limpiador, de pH neutro, no debe contener disolventes y los principios activos han de tener una baja concentración Un lavado correcto se basará en usar tan sólo la cantidad de producto necesaria, frotando a fondo, primero sin agua y luego con poca agua. Posteriormente, la suciedad y el detergente se enjuagarán con agua abundante. Si no se dispo- ne de agua corriente, el proceso de lavado debería hacerse con toallitas impregnadas con una solución limpiadora (las mismas que se emplean para las delicadas pieles infantiles). En el secado de las manos, se han de evitar los secadores de aire caliente, así como las toallas de papel. La mejor opción son los dispensa- dores automáticos de toalla de tejido (rollo continuo). Para el secado del cuerpo, cada trabajador dispondrá de una toalla limpia. La higiene no concluye sin la atención de la piel. Después del lavado, se procederá a la aplicación de un preparado que aporte simultáneamente materias grasas, humedad y sustancias hidrófilas. Rompiendo tópicos anacrónicos, volvemos a insistir en la necesidad de usar productos revitalizantes e hidratantes para la piel. Las lociones para después del trabajo (cremas humectantes) deberán usarse con regulari- dad para que la piel permanezca en buenas condiciones. Cuando las manos han perma- necido encerradas dentro del guante durante largos períodos de tiempo, la piel se vuelve porosa y frágil. El uso de una loción después del trabajo ayudará a la reparación dérmica. Finalmente, la revisión sistemática de la piel