Dar volumen a una idea es una manera de llevar a la ter- cera dimensión un proyecto en 2D. Es convertir un plano en algo material, susceptible de ser manejado. El mercado de artes gráficas y la impresión 3D no están tan ale- jados como pudiera parecer en un primer momento. El caso de la moto del equipo de la UPM es un buen ejemplo de la simbiosis que se puede producir entre estos dos mundos aparentemente dispares, pues gracias a la tecnología Látex de Gran Formato se pueden vestir partes de una moto diseñadas y fabricadas con tecnología 3D. “Conseguimos con la técnica de HP un acabado perfecto para cubrir una superficie desigual y curva”, asegura Rafael Andrés. Y no es la única aplicación en la que ambas tec- nologías se apoyan. La decoración de interiores, la réplica de piezas físicas, el diseño de componentes no estándar, la personalización de elementos, la posibilidad de adaptarse a las necesidades de los clientes, la producción de maquetas realistas para funciones de construc- ción, restauración y/o formación, etcétera, son algunos de los campos de actuación en los que el mercado 2D necesita a la tercera dimensión. Porque la industria gráfica hace tiempo que dejó de dedicarse solo a la impresión para pasarse de lleno a la comunicación. Sin oficina técnica Las oportunidades que abre el 3D a las empresas de artes gráfi- cas son evidentes y permiten a estas organizaciones, que luchan en un mercado tan copado, diferenciarse de la competencia. Sin embargo, es complicado asimilar unas técnicas para las que es necesaria una figura especializada. Por eso, desde Grupo Solitium se han puesto en marcha los Servicios de Ingeniería 3D, que pretenden ser la oficina técnica de aquellas empresas que necesitan implementar procesos de fabricación aditiva y no cuentan ni con el conocimiento ni con los recursos necesarios. Empresas, también de la industria gráfica, que ahora quieren dar el salto a la impresión 3D y ofrecer a sus clientes más opciones para su comunicación gráfica. “Nosotros estudiamos la idea y su viabilidad tanto técnica como de costes, analizamos las necesidades de los clientes y los requi- sitos a tener en cuenta, obtenemos un modelo si el proyecto lo exige y comprobamos que esa propuesta tiene recorrido en el mercado”, explica Mora. “El final del camino es formar a la empresa para el uso de la fabri- cación aditiva en sus procesos de producción”, comenta también el responsable de los Servicios de Ingeniería 3D de Grupo Solitium. “Pero eso debe contemplarlo la empresa en cuestión dentro de su plan estratégico”. Dejar de lado los prejuicios y considerar todas las opciones, también el 3D, como una opción para el negocio debería ser una obligación para las empresas de artes gráficas. Las firmas de automoción, las de joyería, las de retail e, incluso, algunas fábri- cas de chocolate como Hershey ya se están planteando el uso de la Impresión 3D para ofrecer a sus clientes nuevos caminos y ampliar sus carteras. Y es que el mundo de la comunicación es tan amplio y cambia tan deprisa que ningún profesional puede darse el lujo de quedarse anclado en las 2 dimensiones. • 61 2D