23 TRIBUNA DE OPINIÓN ¿Por qué el título? Para intentar explicarlo me gus- plos reales, que se han producido en los últimos tiempos, taría comentar la serie de preguntas que me hacía un cliente, joven, con el que me une una relación personal muy entrañable. Por resumir, lo que quería era saber si había algo que se pudiera comprar en la feria, y fuera la solución para su empresa; un taller Offset clásico, liderado por un buen impresor, y que se mantiene pero con dificultades. Y me venía a la memoria la cantidad de veces que he hablado o escrito acerca de este tipo de tentaciones, ya claramente peligrosas para un mercado como el de la im- presión, por mucho sentido que hayan tenido en tiempos pasados (todos fueron mejores). No hay mejor elemento para arreglar nuestra empresa que una buena idea acerca de lo que queremos hacer con ella, en las circunstancias re- ales que nos rodeen. Las “cosas” que podemos comprar en una feria tienen su protagonismo, indudable, y nos per- miten ver por dónde van las tendencias y las posibilidades que la tecnología ofrece. Pero, por sí solas, no son la solu- ción para una empresa en dificultades, salvo que la necesi- dad de la compra se haya puesto de manifiesto en un plan de empresa y negocio concretos. Por comentar algo ya por todos aceptado, hay pocas em- presas de Offset que hayan rentabilizado sus inversiones en impresión digital; sin embargo, sí conocemos casos de impresores de Offset que han reconvertido su imprenta en otra digital y el negocio les funciona a plena satisfacción. Es la diferencia que quiero enfatizar. Cualquiera de los elementos que podemos ver en una feria pueden ser buenos para nuestra empresa, siempre que ha- yamos llegado a la conclusión de que los necesitamos. Cosas como la realidad aumentada o la ya tan cacareada impresión 3D pueden tener un futuro espectacular, merecen nuestra atención y hay que seguirlas, pero no aportan, hoy por hoy, nada a un negocio como el de la impresión en Offset. Aceptemos que el futuro no va a tener nada que ver con lo que conocemos pero tengamos cuidado con dejarnos llevar por impulsos, motivados por deslumbrantes “futuros”, que no tengan en cuenta el penoso presente y el camino que habrá que recorrer. La otra realidad que justifica el título puede estar en situa- ciones que quedan ilustradas con la exposición de dos ejem- en nuestro entorno: • Una Comunidad Autónoma necesita una cartografía que ha de imprimirse en formato 90x130 ó 100x140. Nos contactan, e intentamos ayudar a los talleres nacionales que conocemos de ese formato (¿Todos?), pasándoles el encargo. Después de algún tiempo de idas y venidas, ¿Saben dónde se ha hecho? En un taller de Alemania, la de siempre, la “cara”. • Un Banco, de los grandes (y no rescatados), quería hacer un libro conmemorativo, en cartoné y a “todo lujo”, sin muchas prisas. 1.000 ejemplares. ¿Resultado? Impreso en China. ¿Por qué manejo estos dos casos, exagerados, pero con la característica común de que ambos se han hecho “fuera”? Porque entre los dos extremos se mueve la industria gráfica española, dejando aparte sectores como el del envase y em- balaje, o los crecientes de POD. Y, cuando nuestra empresa se dedica, precisamente, a analizar y tratar de mejorar im- prentas, la conclusión, simplificando mucho, no puede ser más que una: “Todos estamos en Todo el mercado, pele- ando por los mismos productos, y exclusivamente por pre- cio (Parece que calidad y servicio se dan por entendidos)”. Y éste es uno de los principales errores de nuestras empre- sas porque las diferentes tipologías configuran, inevitable- mente, diferentes posibilidades de competir, dependiendo de la parcela concreta; que estén compitiendo por el mismo pedido una rotativa de 64 páginas y una máquina de hoja 70x100 (es rigurosamente cierto) es un buen indi- cador de lo que digo. Uno de los dos, o los dos, saldrán mal de semejante contienda. La imparable bajada de pre- cios es una de las consecuencias. Que no se nos olvide: no volverán a subir. ¿Este panorama tiene solución? Claro, Lo malo del caso es que habremos de escoger entre “el modelo chino” o “el modelo alemán”, simplificando mucho y provocando el es- cándalo de los puristas del marketing. Precisamente cuando peor están las cosas es cuando más valientes hemos de ser, ya que, de lo contrario, esta riada nos acabará arrastran- do a todos. Yo sé que es muy duro parar cuando se acercan los pagos y no vemos cómo los vamos a afrontar, pero hay veces que no hay más remedio, si no queremos que la si- panorama