Se ha abierto una nueva línea de negocio para la industria farmacéutica, con la proliferación de laboratorios dedicados a la búsqueda de nuevos genes metilados facilitar el fármaco adecuado a cada paciente también evita los costes innecesarios de un medicamento inefectivo en un paciente dado. Nuevas herramientas para el diagnóstico Tras la conclusión del Proyecto Genoma Humano, en 2003, los cientí cos advirtieron la gran cantidad de información alber- gada en las bases moleculares (fuera del genotipo, objeto de su estudio) acerca del funcionamiento celular, el desarrollo, el envejecimiento y muchas enfermedades. Estos factores genéticos que son determinados por el ambiente celular en lugar de por la herencia han disparado el interés y la investi- gación. Hoy, las grandes compañías farmacéuticas investigan en nuevos fármacos epigenéticos; se trata de laboratorios altamente robotizados en la criba de compuestos. De hecho, tal como expone Manel Esteller en su libro ‘No soy mi ADN’, “existen pacientes diagnosticados con tumores de los ganglios linfáticos que se han curado únicamente con fármacos epige- néticos”, y añade “los tratamientos epigenéticos avanzan en la activación de genes que han sido silenciados por metilación, a través de fármacos capaces de desmetilar especí camente los genes afectados”. Se observa un cambio en el paradigma de investigación bio- médica, que está pasando de estudiar los mecanismos de la enfermedad en pacientes, a estudiarlos en individuos sanos. En este sentido, el doctor José Manuel Soria, genetista del hospi- tal de Sant Pau, de Barcelona, ha investigado en el Everest la adaptación de nuestros genes al medio, con la colaboración de montañeros de la talla de Kilian Jornet, buscando averiguar cómo se expresan los genes implicados en la adaptación a la altura. Los resultados del estudio tendrán aplicaciones biomédicas en la enfermedad obstructiva crónica (EPOC), en la que el paciente sufre insu ciencia respiratoria crónica. El doctor Soria, quien de ne la epigenética como “la respuesta genética inmediata a los cambios del medio”, asegura que “estamos personalizando la medicina”. Los investigadores buscan ampliar sus conoci- mientos sobre cómo interactúan los genes y el ambiente para modi car y adaptar nuestra biología, y aquí se ha abierto una nueva línea de negocio para la industria farmacéutica, con la proliferación de laboratorios dedicados a la búsqueda de nuevos genes metilados. En el futuro, los profesionales de la salud tendrán en su mano test epigenéticos en función de los cuales indicar fármacos y hábitos con los que cambiar el comportamiento de nuestros genes; ya se ha aprobado un test basado en la metilación del ADN para determinar el cáncer de colon. Y la próxima ola en investigación epigenética, tras haberse centrado estos años en el cáncer y en detener las cifras de mortalidad que venía causando, se focalizará sobre las enfer- medades neurodegenerativas, como el Alzheimer, para las que hoy no existe cura; se sabe que la actividad intelectual es pro- tectora así como una dieta adecuada, pero se desconocen los factores asociados al riesgo de sufrirlas. Un dato: solo el 5% de las enfermedades neurodegenerativas son hereditarias. El incremento de la esperanza de vida hace prever que el coste de la dependencia producida por ese tipo de enfermedades (con las que el paciente puede convivir 10, 15 ó 20 años) constituirá un verdadero reto para los sistemas de salud. La epigenética tendrá mucho que decir al respecto en los próximos años. Hasta ahora se ha explorado el hardware, nuestro genotipo, al que conocemos bien, ahora toca descifrar el software que lo hace funcionar y aprovechar todas las posibilidades que nos da saber que la genética nos determina, solo en parte.• (1) A principios del XIX, el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck formuló la primera teoría de la evolución biológica, con la revolu- cionaria a rmación de que los caracteres adquiridos por un organismo durante su vida eran heredables. Medio siglo después Darwin se impuso con su teoría sobre la evolución, basada en la selección natural. Neodarwinistas (más darwinistas que el propio Darwin, quien cierra su obra “La evolución de las especies” diciendo: “Estoy convencido de que la selección natural ha sido el medio más importante, pero no el único, de modi cación”) y lamarckistas han estado en pugna desde entonces y hoy, parece ser, que Lamarck no iba tan desencaminado. (2) Nuestros genes solo representan el 10% del genoma, el 45% lo componen restos evolutivos de nuestro pasado, como microorganismos, peces, gusanos y también los virus a los que hemos estado expuestos, y el 45% restante corresponde a unas pequeñas moléculas que inhi- ben o activan centenares de genes. A estas regiones del ADN se las ha denominado ‘genoma oscuro’. Fuente: 'No soy mi ADN', del Dr. Manel Esteller. 3) Según los estudios realizados hasta ahora, los cambios epigenéticos son estables en tres generaciones, luego vuelven al estado original. Probablemente la estabilización permanente no aporte ninguna ventaja evolutiva. >>9 I+D