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10 MEDICINA PSICODÉLICA en común ser autorreferenciales y estar focalizados en hechos pasados o en elucubraciones sobre el futuro que anticipan el problema. Entonces se activa el ‘modo de alerta’, ese que nos prepara enunperiquete para salir corriendo cuando vemos a nuestro depredador a dos metros de nosotros, poniendo enmarcha una cascada de reacciones fisiológicas y psicológicas, que comienza con una poderosa ‘inyección’ de adrenalina y de cortisol –que son a la vez hormonas y neurotransmisores– en el torrente sanguíneo. Todo está listo para huir o atacar, es decir, para una respuesta física. Un informe pendiente, un whatsapp sin respuesta, el próximo recibo de la luz..., el peligro no es real, pero nuestro cerebro cree que sí porque así se lo decimos, es decir, así lo pensamos, y ordena producir las mismas respuestas físicas. Unmecanismo evolucionado para activarse y desactivarse en distintas intensidades a lo largo del día, pero que mantenido en el tiempo puede acabar colapsando al individuo y conducirle a padecer ansiedad, depresión o adicciones, además de otras consecuencias fisiológicas indeseables. Es por ello que eludir la dispersiónmental es el objetivo de prácticas como la meditación o el mindfulness. El estrés activa la red neuronal por defecto y, como los psicoactivos, la meditación la apaga, lo que se ha podido observar en tomografías de meditadores experimentados. Ambos abordajes persiguen desconectar ese piloto automático y hacer despertar a una realidad, digamos, más real, favoreciendo el autoconocimiento. Ya en 2011 un estudio de la Universidad de Harvard, dirigido por el psicólogo y escritor Tal David Ben-Shahar, estudioso de la felicidad, concluía que el divagar de la mente es la causa de la infelicidad. Según el estudio “la mente errante parece ser el modo de funcionamiento por defecto del cerebro humano, sin embargo, aunque la capacidad de pensar acerca de lo que no está sucediendo es un logro cognitivo, tiene un coste emocional". Entre las conclusiones del trabajo se vincula a una mayor felicidad el hecho de que el individuo se involucre en el momento que está viviendo con todos sus sentidos y recursos psicológicos, lo que el mindfulness llama ‘atención plena’. En este sentido, el doctor Mario Alonso, cirujano, investigador y afamado conferenciante, destaca la importancia de “no quedar atrapados en el parloteo interior; el ruido mental reduce tu capacidad de aprender, tu capacidad de procesar la información y tu capacidad de incorporar nuevas habilidades. El dolor es parte de la naturaleza, intrínseco a la vida, pero el sufrimiento es una creación de la mente humana”. NUEVO ENFOQUE PARA AVANZAR La psiquiatría es una especialidad que ha visto cómo en el último medio siglo mientras en otros campos de la salud se avanzaba a paso de gigante con tratamientos y tecnologías espectaculares, la salud mental ha seguido tratándose con los mismos fármacos. Medicamentos como el haloperidol, el Válium o el Prozac, han introducido pequeñas variaciones en sus moléculas a lo largo de estos años, pero, en cualquier caso, todos ellos se focalizan en la corrección del síntoma. Los investigadores en el ámbito de los compuestos psicoactivos proponen reenfocar algunos tratamientos de la salud mental, sumando al arsenal terapéutico las posibilidades de las moléculas psicoactivas, con la finalidad de abordar las terapias incidiendo sobre la génesis o causa del problema o conflicto. En este sentido el psiquiatra Josep Mª Fábregas, especialista en adicciones, concluye, en particular sobre la ayahuasca, y tras los resultados de sus estudios llevados a cabo en la selva amazónica y publicados en Plos One y en Drug & Alchol Dependences: “Creemos que la ayahuasca en un contexto ritual puede ayudar a resolver conflictos intrapsíquicos; pensamos que es una sustancia que puede permitir aflorar contenidos del inconsciente de una manera más eficaz que algunas de las técnicas que tenemos hoy en día”. No son pocas las entidades académicas de prestigio internacional que están llevando a cabo investigaciones punteras sobre el uso de psicoactivos enteógenos (o alucinógenos), entre ellas el Colegio Imperial de Londres, la Universidad Microdosis. Muy lejos del espíritu hippy, que se rindió al LSD persiguiendo evadirse de un mundo convulso e injusto, los consumidores de estas pequeñas dosis son profesionales que buscan mejorar su rendimiento intelectual en la vida diaria, pero sin la estimulación alucinógena que causarían dosis mayores.

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