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26 ESTRÉS HÍDRICO Y SALUD Dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, y la vida se pone en marcha. El agua controla los climas y limpia la atmósfera de partículas contaminantes. Y, por supuesto, hace que el mundo vegetal que nos provee de oxígeno que respirar y cosechas con las que alimentarnos, sea posible. Sin agua no hay vida. En las últimas décadas el consumo de agua dulce en el planeta ha experimentado un fuerte crecimiento a causa la incesante urbanización (según el FMI dos terceras partes de la población mundial vivirá en ciudades en 2050); el extraordinario aumento de la población y del sector industrial, patrones de consumo que generan desequilibrio en la renovación del agua, la sobreexplotación de las fuentes de agua dulce, y una distribución no equitativa de este recurso, han colocado a los ecosistemas en una situación de estrés hídrico extremo. Una circunstancia en Es siempre la misma. Sube, baja, discurre..., y vuelta a empezar. Es el ciclo del agua. Pero en su azarosa travesía en círculo, las aguas llevan 30 años topándose a su paso por la tierra y por la atmósfera con elementos contaminantes que la invalidan para su consumo, y con una extracción insostenible de fuentes, ríos y lagos, lo que unido al incremento de las temperaturas, altera su ciclo natural. De modo que cada vez hay menos agua potable disponible al tiempo que la necesidad de abastecimiento mundial es cada vez mayor. A bote pronto da cierto vértigo: vivimos en una esfera de fuego por dentro y cubierta de agua por fuera en un 70% de su superficie, es decir, que nos queda un 30% donde pisar tierra firme. Entretanto, la población creciendo y el nivel del mar subiendo. Y es que contaminación, geología y meteorología son los tres ingredientes principales de este peligroso cóctel que nos llevará a que, en 2050, según la OMS, dos mil millones de personas se vean afectadas por la escasez de agua, un escenario que hace prever, además, graves consecuencias para la salud humana. El reto: una gestión integral de los recursos hídricos del planeta que garantice el acceso a agua de calidad y en la cantidad suficiente, así como su distribución equitativa. La tarea compete a todos. El sector industrial, especialmente el farmacéutico, ya ‘está en ello’. Mónica Daluz H2O, agua en estado puro

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