COSMÉTICA Si en los últimos años el comprador ha incrementado sus exigencias en cualquier sector de consumo, en el caso de los productos cosméticos lo ha hecho con mayor énfasis si cabe. Consciente de los numerosos avances que se suceden en los ámbitos de la biología molecular, la microbiología o la genética, y receptivo a las continuas informaciones sobre nuevos frentes en la lucha contra enfermedades que hasta hace muy poco giraba en torno a tratamientos encallados, el nuevo consumidor confía en que ese conocimiento se ha trasladado a la industria cosmética, así que espera mucho más del producto. El empoderamiento del consumidor del siglo XXI tiene su base en el conocimiento y en los nuevos valores e intereses que se gestan al abrigo de las nuevas realidades, y que le sitúan siempre un paso por delante del mercado. Nuestro umbral de tolerancia a la inac- ción política ante el cambio climático baja por momentos, lo cual indica la conciencia sobre, entre otras cuestiones, el impacto de los tóxicos, que a día de hoy están presentes allá donde miremos. Ello hace al comprador permeable a nuevas soluciones que con- trarresten dichos efectos nocivos; sabe que ante la reducción de la capa de ozono la piel queda desprotegida de los rayos solares, que ésta está expuesta a la contaminación ambiental, especial- mente en las grandes urbes, y que el uso de las nuevas tecnologías nos expone a radiaciones con las que nuestro organismo no había tenido que lidiar. Y aunque naturalmente la célula dispone de mecanismos de reparación y regeneración, la presión del entorno es demasiado alta. Todo ello ha dado lugar a la irrupción de nuevas categorías de producto. Así nos lo explica la directora de I+D de Laboratorio Martiderm, Gina Puig: “En los últimos años ha habido un boom en torno a todo lo relacionado con la polución, ya sea polución por contaminación, como polución química. Además, se ha investigado acerca de los efectos nocivos sobre la piel de otras radiaciones del espectro electromagnético, como la radiación infrarroja y la luz visible (HEV o luz azul), que emiten los dispo- sitivos electrónicos principalmente. Como consecuencia han aparecido productos en el mercado que protegen frente a la polución y frente a este tipo de radiaciones. Otro avance muy destacado es el descubrimiento de una microflora en la piel (microbioma) que abre el horizonte a lanzamientos de nuevos activos y productos eficaces en esta diana, formulados con pre- bióticos y probióticos. También la epigenética es otra disciplina que ha hecho su aparición en el mundo de la cosmética, dotándo- nos de recursos para mejorar la resiliencia de la piel y frenar su proceso de envejecimiento”. Salud, belleza y calidad de vida son los objetivos de un consu- midor más predispuesto a creer en la efectividad de los nuevos productos, y como es lógico, si más espera, más está dispuesto a pagar. Aunque aún hay consumidores que creen que pueden encontrar lo mismo a la mitad de precio. Como precisa Tamara Martínez, directora del Departamento Médico de Martiderm, “el consumidor debe buscar productos con concentraciones ópti- mas de activos efectivos que cuenten con estudios de eficacia realizados con el producto final. No todas las marcas incluyen en sus formulaciones las cantidades necesarias para que los activos lleven a cabo las funciones que indican. Los precios de venta excesivamente bajos no permiten que los productos contengan las concentraciones efectivas de los activos, de ahí la importancia de que los resultados de los estudios sean con el producto final”. Tecnología y nuevos principios activos Los avances en disciplinas del espectro génico y biotecnológico están contribuyendo al desarrollo de nuevos productos cosmé- ticos con propiedades mejoradas. Así se pronuncia al respecto Marc Xalabarder, director general de Neftis Laboratorios, desa- rrollador de productos propios y para terceros: “Los avances 9