TRIBUNA DE OPINIÓN 70 Ricard Agustín, Fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares De negocio de la familia a empresa familiar profesionalizada Trabajar por la profesionalización de la empresa y de la familia es clave para la competitividad, el crecimiento y la búsqueda de la excelencia. Cuando un negocio familiar se profesionaliza, ya sea del sector de la ferretería o de otro sector, lo que hace es pasar del modelo del fundador, muchas veces basado en su visión e intuición, a un modelo basado en la planificación estratégica, la gestión por objetivos y el trabajo en equipo con pro- fesionales familiares y no familiares. La profesionalización es un reto al que ya se enfrentan las genera- ciones tempranas de la empresa familiar. Contrariamente a lo que se podría pensar, la profesionalización no es un tema exclusivo de las generaciones familiares más avanzadas, sino que cuanto antes empecemos, mejor para el negocio. Para facilitar el proceso, una vez asumida la necesidad de profesionalizarse y una vez la familia ha aceptado el reto y el compromiso de hacerlo, en mi experiencia suele funcionar muy bien que alguna persona de la familia, prepa- rada y formada, sea quién lidere el proceso. Las dificultades de la profesionalización pueden minimizarse si la generación entrante sabe aprovechar el conocimiento que puede seguir aportando la generación saliente Un equipo excelente de profesionales familiares y no familiares Como bien sabéis, el sector ferretero es un sector maduro y con una gran competencia. Si queremos ser los mejores de nuestro sector, los puestos de trabajo en la empresa deben ser para los mejores profesio- nales que nos podamos permitir contratar, sean o no de la familia. A partir de este punto, deben pesar más los resultados que los apellidos, y los años en la empresa deberán ir acompañados de eficiencia. Por tanto, en una empresa familiar profesionalizada, el equipo ya no está formado solo por familiares ni los puestos de dirección están reservados únicamente para ellos. Con ello se consigue apor- tar excelencia a las funciones esenciales y reforzar las áreas del negocio que puedan tener carencias o limitaciones. Ahora bien, es cierto que, si la familia puede dotar a la empresa de un profesional a la altura de las exigencias del cargo disponible, el ser miembro de la familia es un plus, dada la mayor motivación y compromiso que suelen demostrar los trabajadores familiares. Sin embargo, debo reconocer que profesionalizar una empresa familiar no es algo fácil de asumir por las familias. La profesionaliza- ción supone ver no cumplido el sueño de que sean los miembros de la familia quienes ocupen los puestos de mayor responsabilidad en el negocio. Que la familia no dirija la empresa familiar es una con- tradicción que a veces cuesta de superar, pero no hay que olvidar que es un paso más en el camino hacía una gestión excelente del negocio y, a largo plazo, el crecimiento del patrimonio familiar. La necesidad de formalizar los órganos de gobierno Otro paso hacia la profesionalización de vuestra empresa familiar es la puesta en marcha de determinados órganos de gobierno, según la naturaleza y complejidad de la empresa y de la familia. A partir de este punto, las decisiones se deben adoptar a través de