mentalmente eólica y fotovoltaica. Para 2030, el objetivo es que el 74% de la energía eléctrica que empleemos tenga origen renovable. Eso implica prácticamente triplicar la potencia renovable instalada que tenemos hoy, que es de unos 33.000 megavatios (MW). Uno de cada 2 MW instalados en la actualidad tiene procedencia renovable. En 2030 deberemos contar con 50.000 MW eólicos y otros tantos fotovoltaicos. Finlamente, en 2050 toda la energía eléctrica deberá tener origen renovable”. Una transición de este tipo comporta un replanteamiento del sistema eléctrico, tanto de las redes de transporte y distribución como del comportamiento de todo lo que esté conectado a esas redes. Aquí entran en juego las redes inteligentes, un concepto cuya materialización no acaba de arraigar. “Las redes inteligentes son la superposición de una red eléctrica física con una capa de teleco- municaciones. Esta combinación proporciona inteligencia a la red eléctrica, con lo que la comunicación útil transportada se pone al servicio de los actores conectados a esas redes”. El paquete normativo energético europeo que se está desarrollando indica que en la próxima década el sector eléctrico debe situar al consumidor en el centro de todo. “Es necesario que las redes inte- ligentes pasen del terreno de la innovación al de la realidad para así incorporarlas al sistema eléctrico. El sistema eléctrico debe poner al consumidor en el centro para dar respuesta a sus necesidades reales. Afortunadamente, el escenario está cambiando y hoy el consumidor ya empieza a tener opciones para ser más activo en su relación con la energía”, expuso Bañares. El rol del consumidor en el nuevo modelo energético La directora de Gestión de la demanda y de redes inteligentes de REE indicó que ya existen varios elementos que han posibilitado que los consumidores interpreten un papel protagonista en el ámbito de la energía. Uno de ellos es el de la concienciación del ahorro y la efi- ciencia energética, factores que de alguna manera el consumidor ya ha hecho suyos. No obstante, la movilidad eléctrica está contribuyendo a otorgar más participación al consumidor, porque a diferencia de otros, el vehículo eléctrico es un elemento visible en las ciudades. Su presen- cia ayuda a que los ciudadanos tomen consciencia de sus opciones a la hora de interactuar con el modelo energético. El segundo elemento más visible de la transición energética es el autoconsumo, que ya es una opción real para algunos consumidores, y que tiene como consecuencia inmediata la posibilidad de almace- namiento de energía. En la actualidad el autoconsumo todavía es una pequeña parcela en las posibilidades para el consumidor, pero la perspectiva es que esta opción se desarrolle en el futuro y vaya ganando espacio. Se prevé que en 2030 existan unos 6.000 MW de energía de autoconsumo. Susana Bañares indicó que dentro de los elementos que ponen al consumidor en el centro de la demanda energética, cobra especial importancia el de las nuevas transacciones. “Los consumidores de electricidad están demandando al ecosistema de la energía deter- minados servicios y agilidades que el sector tiene dificultades en proporcionar. Uno de ellos es el acceso a la información, uno de los grandes retos que el sector eléctrico distribuidor debe abordar para dar servicio a los consumidores. A día de hoy existen barreras de acceso a la información, pero estoy convencida de que las iremos solventando”. El nuevo escenario energético A continuación, la intervención de Xavier Farriols, presidente del Clúster de l’Energia Eficient de Catalunya (CEEC), trató de cuál era la visión de este organismo sobre el nuevo escenario energético. Farriols inició su intervención exponiendo cuáles eran los princi- 77 EFICIENCIA ENERGÉTICA El papel del consumidor en el nuevo paradigma del sector de la energía eléctrica fue uno de los temas tratados en Som Elèctrics.