ENERGÍAS RENOVABLES 62 entre los miembros, organizar y redistribuir los valores. Las comuni- dades de la energía han existido bajo diferentes formas y modelos de gobernanza en Europa durante más de un siglo. En Italia, por ejem- plo, los artesanos, comerciantes y agricultores crearon cooperativas hace casi 100 años para producir electricidad de forma indepen- diente en zonas remotas de los Alpes. En España, el modelo más destacado es el modelo cooperativo. La cooperativa catalana “Som Energia” ya ha demostrado que este modelo puede ser beneficioso. Con 53.523 socios, la cooperativa promueve el cambio de modelo energético: 100% renovables, más eficientes y orientadas al ciudadano. En febrero se finalizó una nueva planta solar de 800 kW en Fontiveros (Ávila). Con un objetivo de generación anual de 1.764 MWh, esta central cubre las necesidades de electricidad de aproximadamente 700 hogares. Teniendo en cuenta las diferencias de desarrollo en Europa, el paquete de energías limpias define las normas básicas para estas entidades, al tiempo que da a las autoridades nacionales cierto margen de maniobra para dar forma a estas nuevas comunidades energéticas. Un ecosistema eléctrico cambiante El desarrollo de la generación de electricidad a escala local aportará una valiosa contribución a la transición energética. La Comisión Europea estima que la generación de energía por parte de las comu- nidades energéticas podría suponer más de 50 GW de energía eólica y más de 50 GW de energía solar en 2030. Más allá de la capacidad de generar su propia electricidad, las comunidades energéticas también aportarían un importante valor añadido al sistema eléctrico. En primer lugar, tienen un potencial significativo de flexibilidad y alma- cenamiento desde el punto de vista de la demanda, lo que permite a los consumidores cambiar su consumo de electricidad en respuesta a incen- tivos (pago o precios) y vender el volumen equivalente de electricidad a otros agentes del mercado. Por ejemplo, durante un período de máxima demanda, un cliente podría aceptar no consumir, a cambio de una com- pensación. A gran escala, como a nivel comunitario, la flexibilidad puede El desarrollo de la generación de electricidad a escala local aportará una valiosa contribución a la transición energética optimizar los flujos locales de electricidad y reducir las tensiones en las redes. A largo plazo, esto reducirá la necesidad de construir nuevas y costosas infraestructuras, reduciendo así las inversiones globales en descarbonización y electrificación. En segundo lugar, las comunidades energéticas también pueden ayu- dar a aumentar la aceptación de los proyectos de energía renovable y acelerar su despliegue. Los ciudadanos estarían más dispuestos a apoyar la construcción de un parque eólico o fotovoltaico en la azotea, si pudieran participar en el proceso de toma de decisiones y recibir beneficios directos de la electricidad generada por la instalación. Crecen las oportunidades Las comunidades energéticas también pueden estar a la vanguardia de la innovación y la digitalización de los sectores de la electricidad, probando tecnologías como el peer-to-peer y el blockchain. Tienen el potencial de desarrollar nuevas interacciones y servicios entre los clientes y, por lo tanto, impulsan la tendencia hacia un modelo cen- trado en el cliente. Este potencial innovador podría beneficiar a toda la cadena de valor si se gestiona correctamente el despliegue de las comunidades energéticas. Por lo tanto, para permitir una rápida aplicación de las disposiciones del paquete de energías limpias sobre las comunidades energéticas, Eurelectric, la asociación que representa al sector eléctrico a nivel de la UE, ha emitido una serie de recomendaciones políticas. Dan rienda suelta a los beneficios de las comunidades energéticas al