mos propuestas políticas energéticas divergentes, no nos ayuda a desarrollar la actividad, y dificulta dar un mejor servicio a los ciuda- danos que es la labor que tenemos las empresas de Aseme. La transición energética va más rápido de lo que se había previsto. No podemos equivocarnos ahora en buscar unas optimizaciones retributivas calculadas en base al modelo de red actual, con unas condiciones de diseño que respondieron a las necesidades del pasado, y aplicarlo a las nuevas redes del futuro de las que no sabe- mos ni costes ni su alcance. No hay margen para el error, pues su rectificación llegaría tarde. Existe tecnología y competitividad en precio. No se pide un cheque en blanco, solo racionalidad. Nuestra asociación defiende también que no todos los modelos económicos son trasladables a todos los sectores con los mismos efectos. Los que han tenido éxito en unos, no necesariamente lo deben ser para otros, especialmente cuando se aplican en ámbitos extremadamente regulados y casi sin margen de maniobra, como es este caso. Modelo de proximidad En un mercado regulado y de oligopolio, las empresas que confor- man Aseme defienden un modelo de éxito basado en la proximidad y en el conocimiento del territorio. Algunas tienen más de 100 años y han conseguido mantenerse en el mercado sin ser absorbidas por las grandes empresas del sector. Este modelo es poco conocido, por- que actúan de manera local en sólo algunos territorios de España. A menudo se trata de zonas donde sin estas empresas no llegaría la luz. Este modelo de éxito, que tiene una fiabilidad del 99’99% en garantía de suministro, podría resumirse en dos palabras: proximidad y cono- cimiento del territorio. Justo lo que el cliente desea cuando tiene un problema y que generalmente no encuentra en los grandes modelos empresariales. Estas empresas muchas de ellas superan ya los 100 años de historia y continúan hoy en día defendiendo un estilo de tra- bajo ajustado y eficiente por su dimensión. Su huella en el territorio es importante pues no es nada despreciable el volumen de inversión que año a año reparten en su zona, generalmente rural, que en muchos casos son también las empresas locales y próximas las que se benefi- cian de los contratos de inversión y mantenimiento en la red. Estas empresas que han subsistido a muchos cambios legislati- vos, incluso a una guerra civil -con incautaciones-, tendrán que encarar un nuevo cambio legal y de modelo energético: el de la transición energética. Este cambio se percibe con ilusión y como una oportunidad para invertir en tecnología, optimización de pro- cesos, con el afán de poder crear sus propias Smart Grid -redes inteligentes- en los ámbitos rurales, y permitir así que la actividad económica de estos entornos no tenga, en este aspecto, otra difi- cultad añadida a las que ya tiene en comparación con las que se ubican en los entornos urbanos. El cambio de modelo tecnológico, tal como nos marca el PNIEC, nos debe asegurar conseguir, ante todo, que la penetración de energías renovables sea una realidad, especialmente en las redes de media y baja tensión. Existe mucho ruido sobre la burbuja de renovables a nivel de transporte y se ha gastado mucha tinta sobre ello, pero volviendo a nuestro cliente, que quiere instalar un 'kit solar' de autocon- sumo, debemos facilitárselo poniendo a su disposición redes que sean capaces de absorber por capilaridad toda esta sensibilidad ambiental, cada vez mayor, que piden los clientes y que a su vez el nuevo paquete legislativo europeo obliga también a incentivar. • TRIBUNA OPINIÓN 57