procesos productivos, así como la generación de CO2. Las accio- nes que el sector está acometiendo se centran en el desarrollo y ejecución de planes de gestión energética, la automatización y mejora de procesos en los sistemas de producción, la implantación de Sistemas de Gestión Energética (norma ISO 50001), o la inte- gración de energías renovables en la modalidad de autoconsumo, básicamente a través de instalaciones fotovoltaicas en la cubierta de los edificios. Recientemente la compañía Almirall anunciaba la instalación de paneles solares en su planta de Sant Andreu con los que prevé reducir la dependencia de la red en más de 1.200 mega- vatios hora al año. El pasado octubre se convalidó el Real Decreto-Ley que introduce medidas favorecedoras para el sector fotovoltaico. En el documento se reconoce el derecho a consumir energía eléctrica sin cargos y al autoconsumo compartido por parte de uno o varios consumidores, e introduce el principio de simplificación administrativa y técnica, especialmente para las instalaciones de pequeña potencia, siendo posibles dos modalidades de autoconsumo: con o sin excedentes. Por otra parte, en la andadura hacia la descarbonización, hace unas semanas el Gobierno aprobó un paquete normativo que prevé aumentar la generación eléctrica mediante renovables pasando del 40% actual al 74% en 2030 y al 100% en 2050, meta que permitirá cumplir los compromisos asignados por la UE y rubricados en el Acuerdo de París. En cualquier caso, nos hallamos inmersos en un proceso de cam- bio de modelo energético, con la aparición de nuevas tecnologías, nuevos actores y nuevos modelos de negocio. El ciclo energético que se avecina tiende a la descentralización, pasa del fósil a las fuentes renovables y funcionará en digital y conectado. Un entorno que empuja a las empresas a adaptar sus instalaciones a un modelo energético más eficiente. SOSTENIBILIDAD 91