pero sí signi ca que tendrán además que ofrecer servicios al que vende energía y recibirlos del que la genera. El modo de gestionar estos servicios ha de ser digital. Este es el nuevo modelo de negocio a futuro que las utilities tienen que abordar. La digitalización afecta a toda la cadena de valor de la distribución de energía. Hay que considerar además que hasta ahora, solo se disponía infor- mación de lo que pasaba en tiempo real para las redes de alta y de media tensión. Ahora esta información está también disponible para la red de baja tensión. Hay técnicas basadas en inteligencia arti cial, algoritmia compleja, que permiten gestionar esos millo- nes de datos, pero el gran problema es priorizar y saber lo que se quiere ante tantas posibilidades para obtener resultados que aporten valor. Las posibilidades son enormes, pero queda mucho por hacer. En este contexto, las empresas tienen que promover negocios reales más innovadores. Es necesario adaptar las tecnologías existentes y llevarlas al negocio eléctrico, facilitar su integra- ción, aportar soluciones adicionales a los posibles problemas que puedan surgir. Consideremos que es necesario integrar una gene- ración renovable y distribuida en baja tensión, la energía solar fotovoltaica, el almacenamiento y el vehículo eléctrico, y que todos ellos van a estar conectados en los puntos de consumo. La innova- ción aquí es necesaria porque afecta a nuevas tecnologías que aún no están en el mercado. El nivel de complejidad es mayor, hay que probar sistemas com- plejos donde es fundamental ver cómo interaccionan equipos distintos entre sí. Hay que adaptar los laboratorios a esta nueva realidad, que se basa no solo en equipos físicos sino también en téc- nicas de simulación complejas. Se necesitan plataformas de ensayo y validación distintas a las actuales para probar estas tecnologías. Se trata de crear plataformas que combinan simulaciones con equi- pos físicos y además en diferentes dominios, no solo en entornos eléctricos, sino también con comunicaciones o incluso con otros sistemas energéticos como el gas o las redes de calor. Gran parte de los actores que tienen que intervenir en este cambio de modelo de negocio son distintos a los que ahora existen. Solo con las empresas eléctricas y los fabricantes de equipos tradicio- nales no es su ciente para avanzar en este cambio de paradigma. Hacen falta nuevos actores, nuevas empresas que vislumbren nue- vos servicios y oportunidades. Pueden ser empresas del sector de las TIC que aportan tecnologías que hasta ahora no existían. Las alianzas estratégicas entre eléctricas y empresas de otros sectores han de buscar colaboraciones a largo plazo. Otro factor de gran importancia es la regulación. El mercado eléc- trico es un mercado totalmente regulado por los gobiernos. La regulación va avanzando, pero nunca tan deprisa como los cambios tecnológicos. Europa está promoviendo que las regulaciones se adapten a estos, pero al nal son decisiones políticas de los países. Reino Unido y Alemania están a la cabeza de Europa en este ámbito y luego el resto va en bloque. Como principal conclusión podríamos indicar que la tecnología que se requiere para adaptarse a la gran transformación que vive el sector de las redes eléctricas está ahí, está probada en muchos casos en laboratorio, pero aún falta adaptar toda esta tecnología disponible a cada caso de uso, a cada modelo de negocio, a cada país, a cada regulación... Y esto también es desarrollo tecnológico. Hace falta innovar e inversión tecnológica para integrar esos pro- ductos que funcionan en determinados mercados y características con otros sistemas. Falta esa integración, adaptación con los siste- mas eléctricos existentes. Pero el camino ya está marcado. • 27 TRIBUNA DE OPINIÓN