Otro ejemplo claro de adaptación tecnológica es la introducción de nuevas técnicas de inspección tales como los drones, especialmente usados en inspecciones termográ cas, con los que se consiguen importantes reducciones en términos de tiempo y coste, así como la implementación de servicios de Electroluminiscencia in situ, tanto nocturna como diurna, sobre paneles directamente montados en la estructura. Actualmente casi la totalidad de los proyectos fotovoltaicos cuentan con sistemas de aseguramiento de la calidad en menor o mayor medida, aunque sigue habiendo margen de mejora. Cada vez más el aseguramiento de la calidad se aplica a todas las fases del proyecto, comenzando desde la misma fabricación de los equipos, y continuando tanto durante la fase de construcción, como puesta en marcha y operación. Así se consigue una mitigación de riesgos completa, especialmente diseñada de acuerdo a las necesidades de cada proyecto, y que supone una reducción de costes en el corto plazo al minimizar defectos y problemas en cada una de las etapas anteriores. Entre los problemas de módulos más habituales que se pueden hallar en plantas en operación nos encontramos con defectos asociados a fabricación (Degradación acelerada, Potential Induced Degradation – PID-, puntos calientes relacionados con procesos productivos defectuosos), defectos