Más allá de consideraciones en cuanto al tipo de sensor, durabilidad, abilidad, instalación y calibración, conviene hablar del funcionamiento en entornos hostiles del viento mientras que hacen falta dos de los primeros, un anemómetro (velocidad) y una veleta (dirección). Los sensores mecánicos tienen partes móviles que, instalados en la góndola donde existen fuertes turbulencias y vibraciones, se degradan más fácilmente. En condiciones meteorológicas hostiles (hielo, arena, polvo, salinidad...) la degradación se acelera y algunos sobreviven pocos meses. Por el contrario, los sensores ultrasónicos no tienen partes móviles por lo que son mucho más duraderos y ables e incluso cada vez se utilizan más para reemplazar sensores mecánicos en aerogeneradores próximos al nal de su vida útil. Además, un buen sensor ultrasónico bien instalado requiere un mínimo mantenimiento. Hablando de instalación... un sensor debe estar instalado correctamente y de forma igual en cada aerogenerador. Parece una obviedad, verdad ?. Créanme que el abajo rmante ha visto cosas que darían para escribir, ya no un artículo, sino un libro. Una buena instalación pasa, sobretodo, por