OPINIÓN fósiles. En 2015, fue la tecnología más instalada tanto en Europa como en Estados Unidos. Y estamos viendo nuevos mercados que se abren en África, Asia y América Latina, que se convertirán en los líderes del mercado de la próxima década. ¿Qué hace España mientras tanto? La última legislatura ha sido la menos eólica desde 2000, ya que sólo se han instalado 1.932 MW como resultado primero de la moratoria verde y después, de la Reforma Energética, que alejó la seguridad jurídica del país. Es más, desde que entró en vigor el nuevo sistema retributivo en 2013, sólo se han instalado 27 MW, un 1,4% del total acumulado en la legislatura. En 2015, ninguno. La principal consecuencia de la parálisis de la eólica es que España se aleja de los objetivos europeos de consumo de energía a través de fuentes renovables en 2020, que son vinculantes. La única posibilidad es que se den los pasos adecuados –recuperar la seguridad jurídica eliminando determinados aspectos de la regulación, como la posibilidad de modi car las condiciones económicas cada seis años, y lanzar un calendario de subastas, entre otras cosas– para cumplir con la Plani cación Energética a 2020 aprobada por el Gobierno, que cifra en 6.400 MW las necesidades de potencia eólica para cumplir con Europa. No es el momento de seguir dudando. El planeta, desde diciembre de 2015 se ha puesto en marcha en la dirección de la transición energética. No hay vuelta atrás si queremos ser coherentes con nuestras responsabilidades hacia las generaciones que vienen detrás. El nuevo Gobierno debe mostrar ambición en materia de renovables en general y eólica en particular si quiere alcanzar la descarbonización de la economía para 2050 y utilizar la industria eólica española, sus empresas y sus trabajadores para llevarla a cabo. Es mucho lo que está en juego. En total, la potencia eólica europea alcanza los 142.000 MW, puede generar 315 TWh y cubrir el 11,4% de las necesidades de electricidad de la UE 14 www.energiadehoy.com berber ormeling