OPINIÓN ligeros, antialérgicos, que no irritan la piel, exibles para movimientos más cómodos y ágiles, que además de proteger incorporan un sistema de comunicación integrado que asegura la comunicación incluso en entornos de ruido extremo. Haciendo un pequeño repaso histórico, nos encontramos que aunque los materiales y normativas han ido cambiando, lo que siempre ha estado presente –y lo seguirá estando– a la hora de concebir y diseñar equipos de protección es la seguridad de las personas y saber que las condiciones de trabajo en entornos industriales exigen un gran esfuerzo físico para el uso de estos equipos, pero también precisan de una gran movilidad y un confort máximo. Así, si el enfoque de desarrollo inicial siempre está orientado a un funcionamiento más seguro, el siguiente paso siguiente es la reducción del peso del equipo, para conseguir una mayor autonomía, comodidad de transporte y un manejo sencillo. El máximo nivel tecnológico se dirige a lo que hoy denominamos “conceptos ergonómicos” que permitan una mayor libertad de movimiento o un mayor campo de visión mediante unos visores más grandes. Todo ello sin olvidar la importancia de los criterios económicos que muchas veces imperan en la elección de un modelo u otro de protección. Los fabricantes de equipos, en colaboración con cuerpos de bomberos y universidades de distintos países, realizan diversos estudios teóricos y prácticos destinados a mejorar la posición de transporte o portado del equipo respiratorio sobre el cuerpo humano, mediante el estudio del movimiento humano y el uso de diversos recipientes de aire comprimido para llegar a un diseño óptimo de las placas soporte y espalderas y 78 www.energiadehoy.com