ES385 - Estaciones de Servicio

natural mediante reformado con vapor. El carbono contenido en el gas natural se oxida a CO2 y se emite a la atmósfera. Esto es precisamente lo que va a cambiar en el futuro con la introducción del hidrógeno bajo en carbono. HIDRÓGENO BAJO EN CARBONO: VERDE Y AZUL NO SE EXCLUYEN MUTUAMENTE El hidrógeno bajo en carbono tiene una huella de carbono significativamente menor que el hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles mediante procesos convencionales. Esto incluye, por ejemplo, el hidrógeno verde y el azul. El hidrógeno verde se produce mediante la descomposición del agua con electricidad renovable, con lo que la energía eléctrica se convierte en energía química. La eficiencia de esta conversión se sitúa entre el 60 y el 70%. El hecho de que el hidrógeno producido pueda almacenarse y esté disponible en cualquier momento, a diferencia de la electricidad, compensa esta pérdida de energía primaria. Sin embargo, la capacidad actual de producción de hidrógeno verde no es ni mucho menos suficiente para satisfacer la demanda actual y creciente de hidrógeno. Esto requiere un aumento masivo. La ventaja del hidrógeno verde es que no genera emisiones durante su producción. Al mismo tiempo, conlleva unos costes elevados, determinados en gran medida por el coste de la electricidad procedente de fuentes de energía renovables. El hidrógeno azul se produce mediante el proceso de reformado del gas natural descrito anteriormente, con la única diferencia de que el CO2 producido en el proceso se captura y almacena permanentemente en lugar de liberarse a la atmósfera. La ventaja de este proceso frente a la electrólisis es que el aporte energético es mucho menor, ya que el gas natural ya tiene un alto contenido energético. Además, los procesos de reformado existentes pueden utilizarse si se complementan con la captura de CO2. En general, el hidrógeno azul puede producirse a la escala necesaria mucho más rápidamente que el hidrógeno verde, por lo que pueden ahorrarse grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero en un plazo más corto. Por otro lado, el CO2 separado debe almacenarse permanentemente y sellarse de forma segura. Por tanto, el hidrógeno verde y el azul no se excluyen mutuamente. Más bien pueden complementarse: La solución azul, más rápida, ofrece seguridad de suministro y ahorro puntual de emisiones, mientras que la solución verde, libre de fósiles, allana el camino hacia un futuro más sostenible. HIDRÓGENO TODOTERRENO En un sistema de energía renovable, las centrales eléctricas de hidrógeno (turbinas de gas) y las pilas de combustible pueden utilizarse para salvar los periodos oscuros y equilibrar las fluctuaciones. El hidrógeno también puede utilizarse como agente reductor en la producción de acero, como materia prima para productos químicos o para proporcionar calor o calor de proceso. En el sector de la movilidad, con el aumento de las distancias y las masas transportadas, la tendencia se dirige hacia los e-combustibles producidos a partir de hidrógeno verde. En este caso, la ventaja de la alta densidad energética volumétrica de los e-combustibles compensa las desventajas de las pérdidas de conversión y, además, es sin alternativa para determinadas aplicaciones, sobre todo en el transporte marítimo intercontinental y la aviación. La importancia del hidrógeno como pilar principal de la transición energética se ha hecho cada vez más evidente a partir de 2020 a más tardar, cuando se reconoció ampliamente que la electricidad verde y las moléculas verdes o bajas en carbono deben complementarse mutuamente. Hasta la fecha, más de 20 países de las 56 economías más 51 NUEVAS ENERGÍAS

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