Durante el año 2018 el sistema energé- tico español mejo- ró la intensidad de emisiones e incre- mentó el porcentaje de renovables gracias a un buen año hidráulico. Todos los demás indicadores em- peoraron. Continuó aumentando la demanda de energía (un 1% en energía primaria y un 3,1% en ener- gía final), empeoró la intensidad energética final, aumentó la factura energética y bajó el valor añadido generado por el sector, informaron en una nota de prensa fuentes de la Cátedra BP. Además, los pocos elementos posi- tivos de esta evolución se asocian a elementos no controlables, como el ciclo hidrológico, igual que sucedió en 2016. “En un escenario de largo plazo, parece poco razonable fiar la sostenibilidad del sector energético a las lluvias, más aún en el caso espa- ñol, que se enfrenta a un importante riesgo de bajada de las precipitacio- nes debido al cambio climático. De hecho, si el año hubiera sido climato- lógicamente medio, hubiera aumen- tado aún más la energía primaria y las emisiones de CO2 (en un 3%)”. Desde la Cátedra BP se apunta que cuandosedescomponenlosfacto- res que determinan las emisiones de CO2, “encontramos que el aumento de actividad económica y el empeo- ramiento de la intensidad energética se vieron compensados con el buen año hidráulico y un cierto efecto estructural”. El sector del transporte, que continúa siendo el principal emisor y consumi- dor de energía de la economía espa- ñola, volvió a ver cómo aumentaba la demanda de transporte privado por carretera en un 3,1%, el tren, en un 9% (pero menos relevante en términos absolutos por su pequeña participa- ción global). Además, el transporte de mercancías aumentó un 3,6%. La factura energética española volvió a aumentar auspiciada por el aumento de demanda y el ascenso de los precios finales de la energía También es preocupante el aumento de la factura energética, no sólo debida al aumento de la demanda. El repunte de los precios internacio- nales de los combustibles en 2018 supuso 9que los precios finales de la energía aumentaran casi un 6% en España, y que el valor añadido se redujera en un 7%. El único sector que mantuvo su competitividad fue el refino, que de hecho lo aumentó en un 7% gracias a las exportaciones. La única solución a este respecto, más allá de mejoras en la fiscalidad que pueden ser únicamente trans- ferencias, es la promoción del aho- rro energético y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, cuyos precios y volatilidad “están fuera de nuestro control”. Este gasto energético no incluye los costes externos debidos a la conta- minación o la congestión. Cuando se incorporan los costes externos de la contaminación, el valor añadido del sector energético español se reduce en gran medida, ya que éstos alcan- zan una cuantía de un 1,6% del PIB. Retos del actual modelo Desde el punto de vista de la sos- tenibilidad, “el modelo energético español continúa presentando importantes desafíos respecto a las emisiones de CO2, la eficiencia ener- gética, la dependencia energética exterior o al impacto medioambien- tal. No obstante, y por primera vez en muchos años”, añaden desde la Cátedra BP, “se observa un cambio de orientación en la política energética y ambiental manifestada quizá más claramente en la preparación de la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y en la elabo- ración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y de la Estrategia de Largo Plazo 2050 (aún no hecha pública)”. 53 Estaciones de Servicio Sector