Director editorial: Salva Bravo Nebot Coordinación comercial: Samuel Orea Edita: Director: Angel Hernández Director Adjunto: Àngel Burniol Director Comercial: Marc Esteves Director Área Industrial: Ibon Linacisoro Director Área Agroalimentaria: David Pozo Director Área Construcción e Infraestructura: David Muñoz Directora Área Internacional: Sònia Larrosa www.interempresas.net/info comercial@interempresas.net redaccion@interempresas.net Director General: Albert Esteves Director de Desarrollo de Negocio: Aleix Torné Director Técnico: Joan Sánchez Sabé Director Administrativo: Jaume Rovira Director Logístico: Ricard Vilà Directora Agencia Sáviat: Elena Gibert Amadeu Vives, 20-22 08750 Molins de Rei (Barcelona) Tel. 93 680 20 27 Delegación Madrid Av. Sur del Aeropuerto de Barajas, 38 Centro de Negocios Eisenhower, edificio 4, planta 2, local 4 28042 Madrid Tel. 91 329 14 31 www.novaagora.com Portavoz oficial de: Audiencia/difusión en internet y en newsletters auditada y controlada por: Interempresas Media es miembro de: REVISTA MENSUAL D.L.: B-10.454/2017 ISSN Revista: 1888-7864 ISSN Digital: 1988-9119 «La suscripción a esta publicación autoriza el uso exclusivo y personal de la misma por parte del suscriptor. Cualquier otra reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta publicación sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares. En particular, la Editorial, a los efectos previstos en el art. 32.1 párrafo 2 del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquier fragmento de esta obra sea utilizado para la realización de resúmenes de prensa, excepto si tiene la autorización específica. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra, o si desea utilizarla para elaborar resúmenes de prensa (www.conlicencia.com; 91 702 19 70/93 272 04 47)» Cuestión de prioridades En pleno siglo XXI, en un mundo hiperconectado y en el cual la tecnología ha copado grandes y crecientes partes de nuestras vidas, un virus -tremendamente contagioso, pero con menor mortalidad que algunos de los que conviven con nosotros desde hace siglos- ha provocado un tremendo impacto en el día a día de millones de personas. A las bromas iniciales, algunas de ellas brillantísimas, le ha seguido un histerismo que ha terminado contagiando incluso a los más escépticos y mejor informados. Ese péndulo de reacciones, desde el escepticismo inicial a la histeria casi colectiva, viene a demostrar, una vez más, lo importante que es discernir lo importante de lo secundario. Estas semanas también han puesto de manifiesto el trabajo cotidiano, sordo, constante de los profesionales de la Sanidad Pública, tan injusta- mente denostados en demasiadas ocasiones. Algunos dirán que se limitan a cumplir con su trabajo, tal y como hace cualquier improbable lector de este editorial, pero es evidente que hay labores que son más importantes que otras. Y los trabajadores sanitarios, al igual que los docentes, los servicios de emergencia y otros muchos, forman la estructura en la que se asientan nuestras predecibles vidas cotidianas. Además de las consecuencias sociales y sanitarias del famoso virus, los efectos en la economía ya se constatan. Teniendo en cuenta que se desconoce cuál puede ser la evolución y desarrollo del ‘bicho’, el ejemplo de Italia, donde se han limitado los movimientos de las per- sonas a los meramente imprescindibles, debe ser tenido en cuenta. Indudablemente, el consumo de combustibles se verá afectado. Y habrá que estar muy pendientes de los suministros, porque las imá- genes -casi apocalípticas- de supermercados desabastecidos en zonas de mayor propagación del virus auguran que parte de esa demanda no atendida virará a otros puntos de venta de alimentos y bienes de primera necesidad. No obstante, nos enfrentamos a una situación inédita que -en una sociedad como la española, tan habituada a las reuniones sociales- debería modificar profunda y transitoriamente, nuestros hábitos. Nadie puede saber cuáles serán las consecuencias. A medio y largo plazo, los efectos sobre la economía española -en la que el turismo y las actividades que lo rodean tienen tanto peso- están por ver, pero es evidente que las previsiones macro realizadas por insti- tuciones financieras deberán ajustarse a la baja. No obstante, si algo queda claro cuando se viven episodios de este tipo es que el pánico se contagia más rápidamente que cualquier virus. Mantener la calma es una cualidad que siempre, más aún en estas circunstancias, cotiza al alza. A pesar de los avances tecnológicos, sanitarios, farmacológicos... la fragilidad de la vida sigue ahí, recordándonos nuestra vulnerabilidad, tanto física como de raciocinio. Hechos de este tipo suponen una cura de humildad, pero deberían servir para valorar los buenos momentos, para celebrar la vida. Editorial