En cualquier caso, como denunciamos en su momento, la so- lución no pasa por convocar concursos o subastas de espaldas al sector, con unos requisitos de participación y unos criterios de adjudicación alejados de la realidad del mercado, que pue- dan distorsionar su resultado. Es lo que sucedió con la subasta comentada, convocada en abril de 2015 y finalmente resuelta en enero de 2016, que sólo tuvo en cuenta la componente financiera, sin más requisito que la presentación de un aval, lo que puede hacer difícil la materialización de los proyectos adjudicados. No obstante, según ha trascendido a la opinión pública, el Ministerio de Industria trabaja en la convocatoria de una nue- va subasta de potencia renovable. Antes de poner en marcha nuevas subastas APPA pide un marco regulatorio estable para el sector. Es necesario que las renovables recuperen la seguridad jurídica perdida y que definamos como país una estrategia en materia energética, que debería seguir la senda de los objetivos medioambientales europeos e internacionales. Nuestra Asociación aboga por un pacto de amplio consenso, duradero y que debería ser previo a cualquier planteamiento sectorial. Para que ello se produzca es necesario definir una es- trategia energética, con vigencia a largo plazo y que el Gobierno consensúe con los agentes del sector el diseño de un desarrollo ordenado de las energías renovables en nuestro país. APPA pide que los planteamientos para nuevos desarrollos renovables se hagan con sensatez y seriedad, que traigan estabilidad al sector y que no arrojen más incertidumbre al mismo. Hay que ser cui- dadosos para no actuar con precipitación ni tampoco hipotecar el futuro del sector renovable al tomar decisiones improvisadas como sería la convocatoria de una nueva subasta de potencia renovable. La realidad es que, a día de hoy, el sector renovable español se encuentra paralizado y atraviesa una ya larga situación de crisis motivada por la política energética de los últimos gobiernos y, especialmente, por la moratoria renovable y la reforma eléctrica que han incidido de forma especial sobre las renovables hasta convertirlas en las grandes damnificadas de la misma. En dos años, 2014 y 2015, las energías renovables han sufrido recortes superiores a los 4.500 millones de euros, un 30% menos sobre la remuneración prevista. Otro ejemplo de la situación del sector es que en los citados dos años la potencia renovable se ha incre- mentado en 71 MW cuando en los dos anteriores (2012 y 2013) la cifra superó los 5.180 MW. A pesar de ello, las renovables representaron el 13,9% de la energía primaria en nuestro país en 2015 y el 34,6% de la generación eléctrica. Asimismo, el sector aportó a nuestro PIB más de 7.000 millones de euros en 2014. Las cifras demuestran claramente el importante peso que las renovables tienen en la economía española. Por todo ello, la reactivación y el desarrollo del sector renovable debería ser un objetivo prioritario para cualquier Gobierno, máxi- me si queremos reducir nuestra altísima dependencia energética del exterior, que supera el 80%. España dispone de abundantes recursos renovables -que son nuestro particular petróleo-, cuenta todavía con un importante tejido tecnológico e industrial y nues- tras empresas de renovables están preparadas para asumir un im- portante protagonismo en el reto de asegurar nuestro suministro energético reduciendo a la vez las emisiones de gases de efecto invernadero y generando riqueza y empleo. Pero la reactivación del sector renovable pasa por establecer un marco regulatorio estable a largo plazo, que permita recuperar la seguridad jurídica y la confianza de los inversores en nuestro país. En este sentido, una de las acciones, que acabaría con la incertidumbre actual, sería establecer la llamada rentabilidad razonable para toda la vida útil de las instalaciones renovables en lugar de los seis años contemplados actualmente en la legislación. Incentivar el desarrollo de las energías renovables pasa, asimismo, por revisar la alta fiscalidad de todo tipo que sufren las empresas del sector, que tienen que hacer frente, paradójicamente, incluso a impuestos medioambientales. Debería aplicarse el principio de que “el que contamina paga” y hacer que las fuentes de energía contaminantes soporten todas las externalidades negativas en las que incurren. De la misma manera, y aún en la situación de paralización actual del sector renovable, APPA pide a todas las partes interesadas que se mantenga e impulse la investigación y el desarrollo (I+D+i), con el objetivo de asegurar la tradicio- nal industria innovadora de renovables, que triplica en este concepto las inversiones que realizan la media de las empresas españolas. A pesar de la situación descrita, el horizonte que se abre para las reno- vables tras los Acuerdos de París y los objetivos de la Unión Europea a 2020 y 2030 nos permite ser muy optimistas en cuanto al futuro del sector. Debemos cuidar no poner en peligro ese futuro con planteamientos cortoplacistas. Es necesario huir de la improvisación y pensar en el largo plazo para conseguir desarrollos razonables y competitivos, que permitan poner en valor nuestra riqueza en recursos renovables y nuestro liderazgo. • Opinión 11