OPINIÓN AGUA 34 Depuradora de Facsa en Castellón. Tantos años sin una inversión adecuada y sensata que evite los despilfarros de tiempos pasados, está poniendo en riesgo el abastecimiento y el saneamiento que pide a gritos su renovación y produce una seria distorsión en el mercado, ya que la carencia de trabajo está motivando ofertas económicas imposibles de cumplir y obligando a retirar del sector a muchos excelentes profesionales en cuya formación se ha invertido esfuerzo y dinero. El Ministerio para la Transición Ecológica ha sacado recien- temente a información pública el Plan DSEAR (depuración, saneamiento, eficiencia, ahorro y reutilización), “cuyo diseño se establece con el propósito de garantizar una gestión sostenible basada en el ciclo integral del agua”. Nace para estimular la solución a problemas que, en materia de objeti- vos ambientales y de satisfacción de las demandas de agua, no han podido ser resueltos como evidencia el desarrollo de los planes hidrológicos de segundo ciclo -2016-2021- cuya inversión real a finales de 2017 -transcurrido el 33% de su tiempo- apenas llega al 20-25% de la programada (21.285.946.060€ para el ciclo 2016-2021). De los progra- mas de medidas de los planes extrae las de depuración y saneamiento, eficiencia y ahorro y reutilización y las valora. Las cifras son tan ambiciosas como difíciles de creer, teniendo en cuenta los niveles de inversión de las adminis- traciones públicas de España. En lo que atañe a la Dirección General del Agua, su presupuesto en el capítulo 6 es infe- rior a 500 M €, así que poco puede aportar al total, e igual les sucede al resto de las administraciones. Además, algunas de las actuaciones previstas no han comenzado y dentro de ellas las que aún carezcan de proyecto no se podrán iniciar –licitación del proyecto y de la obra- hasta pasados muchos meses. Si la inversión sigue denostada todo esto solo será un sueño utópico. Desde hace años España tiene abiertos varios procedimientos de infracción, uno de ellos ya con sanción (11 millones de euros al semestre), ante lo que hay que preguntarse ¿por qué no se invierte para que cesen los incumplimientos y por ende las sanciones? En todo caso cabe agradecer el reto que plantea el Miteco y el ejercicio de sinceridad que hace y pedirle que exija una inversión adecuada al plan y por supuesto que sea vinculante. No nos hemos olvidado de la I+D+i que también es inver- sión y por tanto sufridora de este estado de cosas. El Plan Nacional, el de antes no el de ahora, tenía el objetivo de llegar al 2% del PIB pero lamentablemente está en poco más de la mitad, en el 1,2%, mientras que en países de nuestro entorno supera el 3%. Para progresar adecuadamente hay que investigar, desarro- llar e innovar y eso demanda dinero, buenas ideas y buenos profesionales; aquel escasea, estos por fortuna no faltan en España, por tanto ¡qué fácil es recuperar el liderazgo! Mucho es el trabajo y nada desdeñables los problemas, pero con ilusión y buena voluntad se puede alcanzar la paz social en materia de agua; lo demás vendrá por añadidura. •