INDUSTRIA 4.0 48 dos por exigentes ritmos de trabajo, extensión de jornadas, horarios, el trabajo nómada, las alteraciones en las relaciones personales y jerarquías profesionales, o las nuevas formas de contratación, provocan un escenario en el que aparecen riesgos psicosociales, organizacionales, de seguridad, higiene, y ciberseguridad. Así, emergen como nuevos riesgos laborales el rechazo a lo desco- nocido ante las nuevas tecnologías y sus cambios, la aparición del tecnoestrés, la tecnofobia o la tecnoadicción, la vulnerabilidad, el aislamiento social por la virtualización de las comunicaciones, la invasión del ámbito personal o el sentimiento de inseguridad por la posible precarización del empleo. Ante todos estos riesgos identificados, el proyecto ofrece res- puestas, una hoja de ruta con una serie de estrategias para que las empresas puedan eliminarlos, reducirlos y prevenirlos. Estrategias que deben de plantearse de manera personalizada en cada compañía con la aplicación de códigos éticos que contemplen el teletrabajo y el derecho a la desconexión, actua- ciones en el ámbito del liderazgo, protocolos de gestión de conflictos, sistemas de reconomiento y recompensa, técnicas del mentoring, el business-game para adquirir conocimientos en entornos distendidos, talleres de gestión de emociones y de estrés, análisis de riesgos, fomento de la participación, orga- nización coherente del tiempo de trabajo y una gestión de la edad y el envejecimiento activo que abarca desde el personal de mediana edad —denominados inmigrantes digitales— hasta las personas mayores que necesitan acciones de adaptación más exclusivas como las técnicas de coaching intergeneracional. Este cambio de era y de transformación digital comporta también la aparición de nuevos trabajos, nuevos perfiles profesionales tecnológicos —analistas de datos, programadores, expertos en robótica, ciberseguridad—, de los que actualmente existe una alta carencia en el mercado laboral. Pero, simultáneamente aparecen demandas de nuevos perfiles con competencias transversales centradas en ámbitos inalcanzables para las máquinas, como es el pensamiento crítico, análisis y resolución de problemas complejos, creatividad, influencia social, inteligencia emocional, liderazgo y conciencia social, entre otros. Es tan grande y afecta a tantos ámbitos de la vida de las personas esta cuarta revolución industrial que estamos obligados a hacer posible una revolución tecnológica inclusiva, ya que más allá de la dimensión técnica, interesan la legal, la ética y la social. Es decir, hay que revisar y proteger a las personas trabajadoras, las formas de empleo y las condiciones de trabajo. Por lo tanto, las institucio- nes públicas y privadas tienen también grandes retos por delante. Entre ellos, el reto legislativo para afrontar los riesgos laborales de las nuevas realidades de flexibilidad y conectividad, así como inte- grar las nuevas tecnologías en los marcos normativos. Y además, el reto formativo, para acabar con la obsolescencia de los actuales planes de capacitación, dando paso a la adaptación e integración en el nuevo entorno laboral y, así, evitar el desempleo tecnológico. Por todo ello, bien podemos concluir que las nuevas tecnologías en sí mismas no implican efectos positivos o negativos. Es la forma en la que se utilizan la que determina unos resultados beneficiosos o perjudiciales. Trabajemos, pues, con ellas y no contra ellas. • "Las nuevas tecnologías en sí mismas no implican efectos positivos o negativos, sino la forma en la que se utilizan. Trabajemos, pues, con ellas y no contra ellas"