Este hecho no ha pasado inadvertido para Joseph Engelberger, considerado el “padre de la robótica”. Él supervisó la instalación del primer robot en una línea de montaje en la planta de fundición a presión de General Motors en Trenton (Nueva Jersey) en 1959. El prototipo Unimate 001, basado en un concepto de George Devol, a quien Engelberger conoció en 1956, estableció una tendencia que rápidamente se pudo ver en acción en unos 450 robots, diseñados para trabajar en operaciones de fundición a presión. ¿Qué pensaría Engelberger de los robots modernos y de la percep- ción que tiene el público de ellos? En 1956 se estrenó la famosa película ‘Planeta prohibido’, protagonizada por el no menos famoso ‘Robby el robot’, que sería el primero de muchos personajes pare- cidos que veríamos en futuras películas. Robby estaba programado para obedecer a un conjunto de normas similares a las tres reglas de la robótica de Asimov, por lo que suponía el punto de partida de una relación beneficiosa, algo que Hollywood parece haber olvidado en los últimos años. ¿Y hasta dónde nos ha llevado todo esto? ¿Cuál ha sido el efecto de esta adopción industrial temprana y del retrato que hemos visto en cine y televisión sobre la industria y la sociedad en general? Los robots industriales ofrecen claras ventajas frente a sus homó- logos humanos, que cometen más fallos. En términos de velocidad, repetición, precisión y rendimiento, no podemos competir con ellos: pueden hacer fácilmente trabajos que nos dejarían lisiados o al borde de las lágrimas. Los dispositivos conectados, autóno- mos e inteligentes, tienen un impacto similar en las aplicaciones domésticas: los cortacéspedes y aspiradores robóticos, los refri- geradores conectados a Internet y los termostatos inteligentes se están abriendo paso en viviendas normales. Los robots domésticos, también llamados ‘cobots’, tienen una función importante en deter- minados sectores, como el cuidado de mayores y de personas con discapacidades o limitaciones de movimiento. Los robots hacen los trabajos que las personas no pueden o no quieren hacer. Sin embargo, ¿qué pasa con aquellas tareas que pueden hacer ambos? Según Aude Skorodensky, DesignSpark Community Manager en RS Components, es muy difícil encontrar argumentos operativos o financieros que refuten las ventajas que brindan los robots, tanto en entornos industriales como domésticos La Federación Internacional de Robótica estima que el valor del sec- tor de robots de servicios (industriales y domésticos) en EE UU es de 5.200 millones de USD, y que los robots domésticos aportarán unos ingresos de aproximadamente 11.000 millones de USD para 2020. Dicho esto, ¿ofrece la automatización un panorama esperanzador o nos veremos abocados a un colapso social, seguido de una catás- trofe global? Algunos sectores de la sociedad están algo recelosos ante el impulso de esta “mano de obra alternativa”. ¿Tienen motivos para estarlo? 51 INTELIGENCIA ARTIFICIAL