previa, y el resultado final ha de ser una arquitectura respetuosa y que revalorice lo antiguo y lo nuevo. Su localización, en pleno Barrio Gótico de Barcelona, aporta otros condicionantes: la estrechez de las vías peatonales, el bullicio y ruido debi- do al numeroso turismo que callejea... Estos y otros serán importantes también en la concreción del concepto. El proyec- to de Moneo viene también acompañado de su sello personal: la elegancia del resultado, serenidad en los medios y posiciones, y la ya clásica suya, armonía del total. En el caso de la Sagrada Familia, la correcta comprensión del proyecto en- globa en primer lugar la figura y la obra de Antoni Gaudí, el papel de la Iglesia Católica, el origen y el proceso históri- co de la construcción, los objetivos del proyecto de la Sagrada Familia, y los medios arquitectónicos de traslado de estos a la construcción. Así pues hemos de afrontar el proyec- to sabiendo qué es y de qué se trata, para quién está destinado y para qué se necesitará la luz en ese proyecto. Son las características previas a cualquier proyecto, es conocer dónde y con que se va a trabajar. 3- Concretar un concepto: Respon- der a las necesidades del proyecto Lo sabemos, lo hemos experimentado, no hay buen proyecto de iluminación si no tuvo antes de empezar, un concepto claro, macizo, rotundo, eficaz; que guíe cualquier decisión a lo largo del desarro- llo del proyecto. El concretar un concepto es la guía para utilizar la luz en el espacio, ya que así responderá a las necesidades del espacio y de la arquitectura, de las personas que lo usan o lo disfrutan, pero también de las necesidades de la actividad que en él se desarrollan. El concepto nos exigirá una manera de operar delante de las decisiones, y res- ponde a todos aquellos requerimientos específicos de cada proyecto. Sigamos con los ejemplos anteriores: En el Hotel Mercer, podemos, después de lo dicho, resumir las claves del con- cepto. Solo debo previamente advertir que la brevedad de estas líneas hace incompletas estas citaciones. El hotel ha de verse como un espacio de amplitud y sosiego, amurallado del frenesí callejero y ciudadano, real descanso del cliente, turista en muchos casos. La sensación de calma ha de venir dada también por el orden natural, también un orden esperable, riguroso, y en el sentido de mostrado y perceptible, también severo. El nuevo uso hotelero dicta claves: piedras de ayer, pero confort de hoy. Las demandas de los clientes, previsi- blemente turista de alto nivel cultural, son también titulares: ambiente cálido, tradicional, sin sustos tecnológicos. De ahí se recomendará una iluminación in- tegrada, con la tecnología oculta, con la menor exposición posible. Y la ilumina- ción que no es preciso que sea técnica, será escenográfica tradicional, como en casa. El concepto que englobará los tra- bajos en la Sagrada Familia se nos va apareciendo y formalizando con total claridad. También es cierto que es un tipo de construcción nada habitual, con propietario, uso y objetivos bien claros y precisos. Empezando por el final, podemos decir, sin grandilocuencias, A FONDO|65 “Nuestro trabajo está siempre a fa- vor y al servicio de los arquitectos, u otros clientes. Siempre iluminamos las ideas y los conceptos de otros”. Fotógrafo: Jordi Folch