14 AULA CD 026 CD te menor a la de un adulto joven. Esto se traduce en un tercio de la luz alcanzada por la retina en el colectivo de 65 años y, en una quinta parte para las personas de 85 años. En una persona con demencia estas cifras aumentan, más si cabe, cuando el pa- ciente es propenso a: una extrema sensibilidad al deslumbramiento; tiene dificultad para adaptarse a ciertos cambios en los niveles de luz y para percibir la profundidad, y presenta alteraciones en el ritmo del sueño –trastorno del sueño que se caracteriza por cambiar el tiempo de día y de noche–.2 Precisamente, las alteraciones en el sueño son muy comunes en este colectivo y dan paso a episodios donde se tiene la costumbre de quedarse dormido durante la mañana y, por el contrario, se incremen- ta la actividad física por la noche. Se estima que las personas que presentan esta molestia pasan aproxi- madamente el 40% de la noche despiertos. Este tipo de trastorno del sueño desgasta mucho a los fami- liares y a los cuidadores de las personas afectadas. Asimismo, este síndrome también triplica el peligro de caídas y la recuperación es más lenta que en una persona saludable. No es de extrañar que la agresi- vidad en este colectivo aumente, cuyo 93% de las personas son agresivas con sus cuidadores y genera una interrupción en el ritmo cardíaco. Estos trastornos del sueño se deben a una inte- rrupción en el normal funcionamiento del sistema circadiano. Los mamíferos controlamos nuestro rit- Simulación de una degeneración macular causada por la edad mo circadiano en nuestro hipotálamo. Este sistema organiza cada célula de nuestro cuerpo para que se sincronice fisiológicamente con el tiempo; es el res- ponsable de ‘sincronizar’ nuestro reloj interno con las 24 horas del día. No obstante estos datos, las características de la luz en los centros sanitarios no tienen la intensidad re- querida por los adultos de edad avanzada. Y lo más sorprendente es que, en la mayoría de los casos, es- tos recintos aumentan los niveles de la iluminación en las horas nocturnas para poder cuidar a las perso- nas internas. Ante esta contradicción, se genera una distorsión en la información que llega al cerebro de los pacientes, ya que hay más luz brillante durante la noche que en el día. Estos factores, combinados con la edad, hacen que el sistema circadiano se vuelva más vulnerable. Según diversos estudios, “la luz brillante es efec- tiva en la reducción de la depresión” para un rango de nivel de iluminación comprendido entre 2.500 lux y 10.000 lux. Esta es la conclusión a la que se llegó tras realizar una serie de pruebas en un cen- tro neonatal de cuidados intensivos, que permitie- ron probar que una iluminación cíclica en horario nocturno –cuyos niveles de iluminación se redu- jeron–, mejoraba los niveles de sueño y apetito de los infantes. 3 Simulación de una persona con una visión normal Simulación del deterioro de visión relacionado por la edad (90% visión disminuida) Imagen 2: diferencia de visión según la edad