56|PROTAGONISTA suerte de vivir en un país, que nos baña con una luz maravillosa, especial. RiC: Hablando de luz mágica, su primer encargo para una inte- riorista fue la lámpara Tía Núria. ¿Cuál es el último autoencargo en el que ha trabajado? Miguel Milá: Un proyecto que se ha presentado a nivel internacional, en el marco del Salón Internacional del Mueble de Milán. Se trata de la silla Gata para Expormim, que he diseña- do junto a mi hijo Gonzalo. El nombre de la silla, Gata, es un homenaje a los artesanos de la localidad alicantina de Gata de Gorgos con los que aprendí a trabajar la caña hace años. Gata es una silla de ratán, simple, sin artifi- cios, funcional y hecha para durar. RiC: Se ha rodeado y ha entabla- do amistad con grandes diseña- dores, arquitectos, interioristas, artesanos y referentes de todo el mundo... ¿Con quién le gustaría trabajar ahora? Miguel Milá: Me siento muy cómodo con mi hijo Gonzalo. Su manera de trabajar, de proceder, de inventar... Me ayuda mucho y nos entendemos a la perfección. Hemos tenido la suerte de poder crear numerosos diseños que funcionan muy bien como la serie Harpo y el aplique Amigo, entre otros. RiC: ¿Alguna ‘cosa nueva’ en mente? Miguel Milá: Considero que el mobi- liario es un elemento que contribuye mucho al confort y al bienestar y, además, forma parte intrínseca de la educación, del entorno en el que nacemos. Para bien o para mal, el entorno nos educa desde la niñez, y en eso estoy, en los objetos que conforman el espacio desde la edad más tierna. Una silla, un sofá, una lámpara, un banco... La presencia de los objetos que forman parte de un conjunto de ambiente, debe contribuir a un bienestar haciéndose presente solo. RiC: Las lámparas son de los obje- tos que más influyen en la crea- ción del espacio, ya que pasan más tiempo apagadas que en- cendidas. ¿Cómo entiende Miguel Milá la iluminación en su hogar? Miguel Milá: De la misma forma que cualquier diseño: desde el confort visual, la funcionalidad y el bienes- tar. Esto es algo que se tiene que cuidar especialmente en el sector de la restauración. Cuando vamos a un restaurante y estamos conversando con alguien, frente a frente, y hay una luminaria que nos deslumbra, que no nos deja ver la boca de la otra persona, resulta muy incómodo. En un restaurante lo más importante no es la comida, es el confort. La comi- da también es un factor clave, por supuesto –risas–. RiC: Tuvimos el placer de conver- sar con usted en Euroluce, en el marco del Salone del Mobile de Milán. De todo el talento emergen- te en el mundo del diseño, y más concretamente, en el mundo de la iluminación, ¿hay alguna figura que haya despertado su interés? Miguel Milá: Siempre hay algún u otro objeto que me emociona en este tipo de eventos. Además de las firmas de iluminación con las que colaboro como Santa & Cole y Expormim, hubo varias piezas que me llamaron la atención y sentí cierta ‘envidia’ de no haberlas in- ventado yo –sonríe Milá–. Hay un sinfín de obras que están contribuyendo a subir el nivel y otorgar al diseño de una personalidad propia. También me inte- resaron la reedición de algunos de mis diseños por la empresa Mobles 114 y las luminarias Penta y Moai, diseñadas por mi hijo Gonzalo Milá y producidas por la firma Bover iluminación. Siguiendo el sabio consejo de mi ‘maes- tro’ José Antonio Coderch: “Hay que seguir viendo, mirando y aprendiendo”. RiC: Respecto a los incontables ob- jetos de iluminación que ha diseña- do a lo largo de su dilatada trayec- toria, ¿qué valor añadido supone que los produzca Santa & Cole? Miguel Milá: El hecho de contar con el respaldo de una empresa que entienda bien el diseño y lo valore, es un beneficio imprescindible. Para mí, Santa & Cole son como mi ‘marcapa- sos’ profesional porque son de vital importancia. RiC: Coderch fue un referente para usted... Miguel Milá: De José Antonio Co- derch aprendí mucho. Por encima de todo, era un arquitecto extraor- dinariamente honesto, sensato, que amaba la sencillez, las ‘cosas’ fáciles y que procuraban el bienestar. La sín- tesis de la síntesis, reducir la solución a lo mínimo. RiC: ¿De qué manera influyeron Federico Correa y su hermano Alfonso en sus inicios? Miguel Milá: Ellos dos, junto a Coderch, fueron mis grandes ‘maes- tros’. A raíz de mi hermano arquitec- to Alfonso, me inicié en la arquitec- tura, a pesar de no ser mi vocación, pero me animó a tantearla dado mi interés y pasión por el dibujo a mano. De hecho, una de las leccio- nes que he extraído a lo largo de estos años, es que en la arquitectu- ra nace el diseño. La prueba es que muchos diseñadores han sido arqui- tectos, y a la inversa. RiC: ¿Considera que el diseño en iluminación ha mejorado en España? Miguel Milá: En general, la cultura sobre el diseño ha mejorado y evolu- cionado muchísimo. RiC: ¿Se promociona suficiente- mente la cultura de la luz desde nuestro país? Miguel Milá: Las formas en las que los diseñadores de iluminación se basan para crear ciertos ambientes y las nuevas maneras de plantear la ar- quitectura, han evolucionado notable- mente. Atienden a criterios serios y no se rigen tanto por las modas; son razones sólidas, reales. “Siguiendo el sabio consejo de mi maestro José Antonio Coderch: Hay que seguir viendo, mirando y aprendiendo.”