28|REPORTAJE En un espacio de 1.000 m2 y enmarcado en el barrio del Ensanche de Barcelo- na, el Restaurante Bella- vista del Jardín del Norte destaca por ser un lugar con un gran aforo pero permite al mismo tiempo que cada persona se sienta como si estuviera en casa. Algo que buscaron conseguir desde el inicio los profesionales de El Equipo Creativo cuando les encarga- ron la configuración de este proyecto. Para hacerlo, la premisa principal ha sido una: vestir un local gastronó- mico donde el espíritu festivo de los pequeños pueblos de España y del resto del mundo fuera el protagonis- ta. Un lugar donde los clientes pudie- ran degustar una reinterpretación de calidad de las tapas tradicionales en un ambiente distendido y divertido, lleno de luz y color. Y este alma propia se ha acompaña- do de un elemento que hace referen- cia al propio nombre del restaurante. Un enorme jardín que se encuentra al final de la planta baja -de las dos que contiene- se ha erigido como un pe- queño oasis de tranquilidad y natura- leza en medio del bullicio y ajetreada rutina de la Ciudad Condal. Desde él, además, puede contemplarse todo el interior del establecimiento como si de un pueblo se tratara, algo que se ha conseguido configurando diferen- tes espacios tradicionales de la vida cotidiana lugareña. Estos ambientes, que se han lo- grado instalando casetas realizadas con estructuras metálicas, pueden observarse en un recorrido desde la entrada del local hasta llegar al jardín principal, ubicado al final del nivel inferior. Con estas escenas alrededor, el visitante tiene la sensación de vivir una experiencia muy familiar: vol- ver al pueblo durante las fiestas de verano y disfrutar de una agradable e íntima comida en compañía de perso- nas queridas. Por ambos lados de la estructura arquitectónica, el Bellavista asoma al exterior dividido en estas dos plantas con características diferenciadas. En esta configuración, las cortinas, entre otros elementos, cumplen una fun- ción primordial ya que se encargan de crear un juego rítmico visual en los diferentes espacios al mismo tiempo que sirven como cerramientos divi- sorios para conferir privacidad a los usurios del local. Espacios diferenciados, escenas cotidianas Mientras que la segunda planta se ha destinado a las diferentes salas de restaurante propiamente dicho, el nivel que comunica con la calle se ha conformado por diferentes postales en las que los clientes pueden disfrutar de un menú enmarcados en escenas muy particulares. Al acceder desde la puerta de entrada, después de encontrar un majestuoso jardín protagonizado por un enorme ramo de flores colgan- tes iluminadas con lámparas de luz cálida, el visitante se va topando con espacios diferenciados en un paseo hasta llegar al jardín que se alberga al fondo del local, auténtico protagonista de esta planta. Así, antes de conocer este especial lugar, pueden contemplarse ambienta- ciones como la floristería, el colmado (donde se cortan los embutidos y ja- mones del restaurante), el quiosco (en En la Plaza el visitante se encuentra con los fuegos artificiales, materializados en forma de escultóricas luminarias que cuelgan del techo y que se han configurado con estructuras metálicas y tiras de LED