6| EDITORIAL COMO PLATO PRINCIPAL... ¡LUZ AL PUNTO! Las razones para acudir a un establecimiento donde se sirven diferentes tipos de comidas y bebidas varían mucho. Des- de tomar el desayuno hasta acabar la jornada con una última copa. También las circunstancias cambian puesto que no es lo mismo salir de la oficina para comer un menú al mediodía que realizar una comida de negocios, una celebración, por no decir una cena, ya sea con amigos o una velada íntima con nuestra pareja. Para cada una de estas ocasiones, buscamos un tipo de local que se adecue a esa situación en concreto, y desde luego a la hora de decidirnos por un local u otro, en un país en el que existe una oferta que tiene una media aproximada de 130 establecimientos de hostelería por habitante, la calidad gastronómica ya sea para tomar un bocadillo o el último com- binado de moda, no es ni mucho menos el único factor que consciente o inconscientemente vamos a tener en cuenta. Un alto porcentaje de los usuarios de bares y restaurantes asocia este tipo de locales con diversión, disfrute y alegría. Tomar un café o saborear la receta de un chef fuera de nuestra casa va más allá de lo que nuestras papilas degustativas detectan y, aunque sin duda la calidad de los productos, la elaboración y la presentación de los mismos es fundamental, no es ni de lejos la única razón para que salgamos satisfechos con la elección que hemos hecho y, muy importante, estemos dispuestos a repetir en otra ocasión. Cuando salir a comer, cenar o tomar una copa no es una necesidad si no una actividad de ocio, un acto de tipo social, el lugar, el entorno en el que se celebra, tiene que reunir una serie de características que lo conviertan en una experiencia agradable que va más allá de la gastronomía. El confort acústico, el clima y la iluminación del local son tres de los cuatro factores clave para que esa experiencia sea totalmente satisfactoria. Quién no recuerda una cena exquisita en un res- taurante con un nivel de ruido absolutamente insoportable o una iluminación con la última tecnología LED que nos hace sentir como si fueran las 12 del mediodía y estuviésemos comiendo en plena calle. También existe la versión tristona del mal uso de la tecnología que nos va sumiendo, sin saber por qué, en una especie de depresión por más bueno que nos parezca ese pescado que estamos comiendo. Las dos cosas a la vez, un nivel de decibelios intolerable y una iluminación desastrosa, pueden arruinar el más exquisito de los bocados. En eso coincidimos todos y todos los arquitectos a los que hemos entrevistado hasta el momento han mencionado los restaurantes como espacios generalmente mal iluminados en nuestro país. Óscar Tusquets nos decía que una de las cosas que le llamó mucho la atención la primera vez que visitó la ciudad de Nueva York fue “lo guapa que se veían las personas cenando en los restaurantes”. La gente cuando sale a cenar se arregla y quiere verse favorecida y en ese aspecto una iluminación adecuada, cálida, que no provoque som- bras ni brillos juega un papel esencial en ese punto y por supuesto también para realzar los colores y la textura de los alimentos que nos sirven. En esa misma línea, el Protagonista de esta edición, Carlos Ferrater, ha diseñado una lumi- naria nacida de una necesidad que este arquitecto detecta en las mesas de los restaurantes. Su Diábolo (así se llama) consigue iluminar el centro de las mismas para mejorar la visión de los alimentos sin causar molestias a los comensales. En esta edición hemos seleccionado una serie de proyectos de hostelería que se han ejecutado recientemente en dife- rentes lugares del mundo, destinados a diferentes usos, pero con un punto común: la espectacularidad de su arquitectu- ra interior, y la atmósfera que se ha creado en cada uno de ellos mediante la utilización de diferentes materiales y de las herramientas que la tecnología de la iluminación pone al servicio de los profesionales responsables de que los clientes quieran entrar, y sobre todo quieran volver a estos bares, restaurantes, bodegas, coctelerías... Es la mejor garantía para que la labor de otros profesionales, los que están en los fogones, en la barra y en la sala, culmine en un gran éxito. En la sección A Fondo os presentamos un interesante artículo sobre el mismo tema que le ha valido una calificación Cum Laude a la recientemente Doctorada en Arquitectura Urtza Uriarte. Muchas felicidades a ella y buen año para todos. MERCEDES ARROYO Editora / Editor