56| PROTAGONISTA de las Artes y el Diseño) montó hace años un experimento en el que varios profesionales iluminaron rincones de la ciudad de Barcelona. Nosotros nos encargamos de iluminar los árboles de la Rambla Canaletes con unas bolas de 1,5 metros que colgaban de las ramas donde el desafío era que, además de que no gastaran mucho, la gente no las rompiera. Eran hin- chables y en el interior tenían un ventilador que insuflaba una cantidad de aire para que parecieran globos y así no pudieran romperse porque su material cedía. Tenían un color champagne muy bonito. También se han realizado otras acciones como instalar unas bicicletas que mientras pedaleabas generaban electricidad y se iluminaban unos puntos de luz que estaban al lado. Era divertido. Ha habido otras iniciativas interesan- tes como una en la que se colgaron bolsas de papel con luz en diferentes calles de la ciudad. También otra en la que unos LEDs en forma de pins con pila que daban luz intermitente se regalaban en todas las tiendas a los ciudadanos y conseguían que la Navidad se expandiera por todos los barrios. Otros años se han propuesto acciones que nunca se llevaron a cabo como iluminar plazas y pueblos con la luz que quisieran sacar a la calle sus habitantes. O iluminar los autobuses de la ciudad, para que la luz fuera mó- vil. La iluminación de Navidad siempre me ha gustado mucho y ha dado para hacer cosas muy creativas e intere- santes. Aunque hay cosas que podrían hacerse y nunca se han llevado a cabo por medidas estrictamente políticas u otras razones. Durante la entrega de premios del 2o Concurso de Fotografía en Iluminación Artificial (ICAL 2016), ofreció una ponencia en la que dijo que la luz tiene un carácter inmaterial que hace que sea com- plicado normativizarla. ¿Puede explicarnos esta idea? Todo lo que es medible o dibujable con facilidad es más regulable porque la normativa, en principio, no es subje- tiva. La luz hasta ahora era medible relativamente. A la que ha podido medirse con precisión, se ha impuesto la norma. Y la norma es una pereza de la sabiduría, como las leyes. Como no hay tantos sabios actualmente, alguien tiene que decidir cosas que nadie sabe. El sabio hace una chu- leta que son las leyes pero llega un momento en el que los que hacen las chuletas ya no son sabios. La norma tiende a simplificar la realidad pero la realidad es muy compleja, hay mu- chos matices. Todo el mundo tiene razón pero no todo el mundo sabe cuándo su razón se debe imponer. A la que hay problemas, las normas sirven para facilitar que nadie haga las cosas de forma irracional. Pero no van a la raíz del problema, sino que se impone lo que se tiene que hacer y punto. Ahora vamos hacia esto, hacia una normativa que se queda en lo superfi- cial y trata de solucionar un problema imponiendo una norma, sin pensar de dónde viene dicho conflicto. Este concurso de fotografía y luz está pensado principalmente para estudiantes de disciplinas univer- sitarias como Arquitectura, Diseño o Interiorismo. ¿Cómo cree que está planteada la enseñanza de la iluminación dentro de la carrera de Aquitectura? Igual que antes he utilizado el símil de la cocina, creo que ahora se está empezando a enseñar la luz, no sólo como disciplina técnica. Siempre se ha hablado de calorías pero también se tiene que hablar de sabores, de matices, de placeres... La luz artificial siempre se ha planteado para no caer- se y para que no te roben. Esto eran palabras textuales de profesores que yo tuve durante la carrera de Arqui- tectura, lo demás eran tonterías. Esto se nota porque mucha gente utiliza la luz como algo ajeno al espa- cio, cuando en realidad es totalmente esencial. En la escuela ha mejorado mucho esto porque ha habido especialistas que han traído la idea de que la luz tiene un prestigio. En este sentido, en nuestro país hay muy buenos diseñadores de lumi- narias. Por ejemplo, a mí me tiene prendado cómo la TMM de Miguel Milà se puede ver en muchos lugares del mundo porque donde la pones siempre funciona. Luego hay otras muy ocurrentes como la Alta Costura de Josep Aragall, cuyo origen viene de la sastrería porque su padre era sastre. Esta luminaria, que genera la impresión de ser una camisa mal abrochada, la he visto en sitios muy alejados de aquí y también encaja en cualquier lugar. Toni Arola es otro muy buen diseñador de luminarias. De hecho hay muy buenos profesio- nales que se dedican al diseño de la iluminación, como María Güell o Mau- rici Ginés. “Comparándolo con la cocina, hasta ahora en la disciplina de la Iluminación se ha hablado sólo de los ingredientes pero cada vez más se tratan conceptos como los matices o los sabores. Ya no es simplemente instalar una luz para que no te caigas o no te roben, sino mucho más”