ral son autoridades públicas con cargos políticos que no saben de ilumina- ción y en general la contraparte es el vendedor de Leds, que muchas veces tampoco sabe del tema. Ambas partes entienden de datos eléctricos, es decir, cuántos Watts se reemplazan y se aho- rran. Este es el escenario en la mayoría de las ciudades y pueblos en el contex- to global, no sólo iberoamericano pero, lamentablemente, nuestra profesión sigue siendo desconocida para muchos. Me atrevo a afirmar que la mayor parte de las normativas de iluminación se ha realizado con escasa o ninguna partici- pación de diseñadores de iluminación. Ahorro La gran gracia del Led es que nació en la era de los softwares, es decir, es un chip. Planificar sin considerar que se pueden programar, dimerizar y regular es privarse de una mejora real, si sólo justificamos su reemplazo en función del ahorro de energía eléctrica. Esto es una gran oportunidad para hacerlo bien, sabiendo que hay locali- dades que gastan hasta el 50% de su presupuesto en pagar el coste eléctrico de la iluminación urbana. Seguridad La ausencia total de iluminación o una muy mala distribución con zonas os- curas y otras con bajos niveles de luz, produce sin duda espacios inseguros. En general tendemos a asociar la iluminación con la seguridad de los es- pacios públicos. La ausencia total de luz no solo genera una mayor sensación de inseguridad por la vulnerabilidad a la delincuencia sino también porque la mala visibilidad en un recorrido puede provocar accidentes como tropiezos, caídas o choques. Pero la respuesta no es el exceso de luz y el encandilamien- to. Es como proponer que la solución al hambre es la obesidad. La sola presencia de luz no garan- tiza la seguridad de los espacios. En relación a la seguridad de un recorri- do, se debe considerar el diseño de la iluminación en relación al mobiliario, paisajismo, pavimentos, usos y las res- pectivas iluminancias (niveles de luz en las superficies) y también al control del deslumbramiento. La seguridad relacionada con la prevención del crimen y el vandalismo es un tema altamente debatido. Ya que no hay estudios que demuestren que la iluminación y/o el aumento de los nive- les de iluminación por sí sola disminuya la delincuencia. Dicho de otro modo, sí es cierto que hay consenso en que una correcta iluminación aumenta la “sensación” de seguridad. Pero lo que en términos de valor para una comuni- dad es positivo, no se refleja en cifras de reducción de la delincuencia. A pesar de que no cuento con estu- dios iberoamericanos que asocien y A FONDO|79 comparen cifras de delincuencia con cambios en los niveles y diseño de ilu- minación en diferentes espacios públi- cos, se pueden tomar como referencia las conclusiones de varios estudios rea- lizados en Norteamérica y Reino Unido (IESNA G-1-03). La iluminación puede afectar a la de- lincuencia de manera indirecta a través de dos mecanismos: 1. Ayuda a la vigilancia de las au- toridades y/o de la propia comunidad cuando anochece. Sólo si este au- mento de la vigilancia o preocupación del espacio público es percibida por los delincuentes como un aumento en el esfuerzo y riesgo que tienen que correr para cometer un delito en relación al beneficio que obtendrán, entonces el nivel de delincuencia probablemente se reduzca. Pero cuando el aumento de la vigilancia no está asociado a ninguna pena o castigo relacionada con un deli- to, la iluminación no será eficaz. 2. Aumento de la confianza de la comunidad y por lo tanto aumenta del uso del espacio público y por ende el control social informal. Este mecanismo puede ser eficaz tanto de día como de noche, pero está sujeto a muchas otras variables independientes de la ilumina- ción. Como conclusión, en ningún caso la sobreiluminación mejora la seguridad de los espacios, al menos no que se haya demostrado. Medio ambiente No se puede seguir iluminando cuando no hay nadie, o dicho de otra forma, donde no se necesita, sobre todo si estamos pensando en iluminación vial fuera de los límites de la ciudad, con una presencia humana mínima. La sobreiluminación arrasa con el hábitat de las especies nocturnas y altera el ciclo circadiano de flora y fauna. La mayor parte de las especies en peligro de extinción son nocturnas o tiene hábitos nocturnos. ¿Sabías que el 30% de los mamíferos y el 60% de los invertebrados son nocturnos? Estos últimos son la base de la cadena ali- menticia, lo que hace muy vulnerable a los ecosistemas afectados por el exceso de luz emanado de las ciudades o vías vehiculares. Patrimonio Breve cálculo del gasto eléctrico urbano en 10x10 Km de ciudad: Superficie de 100.000.000 m2 Con un promedio conservador, el 20% de esa superficie es espacio público iluminado (circulaciones pea-tonales y vehiculares, plazas, parques, etc.). En total, serían unos 20.000.000 m2. Si algunas normativas están exigiendo de entre 10lux a 20 lux para espacios públicos como vías de circu-lación peatonal o vehicular, una distribución están- dar con luminarias Led muy eficientes para lograr esos niveles es de aproxima- damente 2 Watts/m2. Esto significa que 20.000.000 m2 que consumen 2W/m2, tienen un gasto por hora de 40.000.000 Watts. En todos los casos, podemos multiplicar esto por el costo del watt/hora y nos dará lo que está gastando una ciudad si está encen- dida toda la noche. Ej: Chile, 0,1€ el KW/h, son 4000€/hora, en 12 horas son 56,000€. ¿Por qué tiene que estar encendida toda la noche al 100%? Sabiendo que 2/3 de la noche el uso del espacio público es mínimo, porqué no bajar a 3 lux y como conse-cuencia reducir el consumo a 1/3. Planificando los niveles de iluminación de acuerdo al uso (temporizado-res o sensores).